14 de Septiembre para la reflexión
La mejor manera de rendir homenaje a quienes protagonizaron la gesta del 14 de Septiembre y a quienes durante los últimos 206 años continuaron su obra, es dirigir sobre nosotros mismos una severa mirada autocrítica
Se atribuye a Daniel Salamanca, uno de nuestros muchos coterráneos que fue Presidente de la República, una frase que ha sobrevivido al paso del tiempo y aún suele ser repetida con cierta frecuencia. “En las espaldas de los cochabambinos se pueden sembrar nabos”, habría dicho, haciendo alusión a la indolencia con que, según su opinión, los habitantes de este valle aceptan ser víctimas de engaños y a la pasividad con que sufren los desengaños.
Es una pena, pero no por eso deja de ser pertinente recordar esa frase en un día como hoy. La distancia que se abre entre nuestras necesidades, expectativas y aspiraciones y lo que en realidad logramos o, peor aún, pedimos y recibimos como si de dádivas se tratara, nos debe llamar a la reflexión.
Entre los ejemplos de lo dicho, el del agua es sin duda el más ilustrativo. Misicuni, todo un símbolo regional, sigue siendo un proyecto de futuro incierto pues, aunque quienes tienen en sus manos su ejecución afirmen que está bien encaminado, los datos de la realidad indican que eso no es verdad. De hecho, no ha comenzado “a llenarse” la represa ni es posible que “la dotación del líquido elemento se iniciará en abril de 2017”, como sostiene la propaganda gubernamental.
La falta de una red de alcantarillado, de un sistema de tratamiento de aguas servidas, de recojo y procesamiento de la basura o la inexistencia de políticas públicas para resolver el colapso del sistema de transporte público, entre otras urgencias propias de una ciudad moderna, son también muestras de lo muchas y grandes que son las tareas que los cochabambinos tenemos pendientes y no logramos afrontar.
Paradójicamente, la agenda de prioridades regionales está encabezada por el deseo de ser sede durante 11 días de los Juegos Deportivos Suramericanos, para lo que se pretende gastar más de 500 millones de dólares. Puertos e infraestructura para hacer de la represa de la Angostura —que está virtualmente sin agua— escenario de deportes náuticos, el “hipódromo más moderno de Latinoamérica” en Tarata o una Villa Olímpica para alojar a más de 4.000 deportistas durante algo más de una semana, son algunas de las obras en las que se invertiría ese dinero. En cuenta aparte se contabilizan los 200 millones de dólares necesarios para construir un “monumental estadio inteligente” y en un espacio verde que terminará siendo destrozado.
Otros 500 millones de dólares han sido ofrecidos para un “tren metropolitano” que, tal como ha sido concebido, no sería más que un tranvía de los que en ciudades europeas se usan para fines de paseo turístico, no para el transporte rápido y masivo de pasajeros.
Al mismo tiempo, se afirma que por falta de dinero no se puede tender una red de agua potable y alcantarillado en la conurbación metropolitana ni implementar una planta de tratamiento de basura; no se puede evitar que el río Rocha sea la principal alcantarilla urbana ni invertir lo necesario para detener la desertización de nuestros otrora fértiles valles.
En tales circunstancias, lo menos que podemos hacer los cochabambinos de hoy, en homenaje a quienes protagonizaron la gesta del 14 de Septiembre y a quienes durante los últimos 206 años continuaron su obra, es preguntarnos si no será necesario y conveniente revisar nuestro rumbo y reunir el valor necesario para rectificarlo, ordenando mejor nuestra escala de prioridades.