El día que el imperialismo mató a la globalización
Durante la sesión parlamentaria especial, a propósito del onceavo aniversario del Gobierno del MAS, el Vicepresidente del país afirmó la condición de cadáver insepulto de la globalización, básicamente a partir del hecho constituido por la ascensión a la presidencia de EEUU (el imperialismo en el léxico masista) de Donald Trump.
Tal afirmación le permitió aprovechar también para colegir que los neoliberales bolivianos han devenido en fósiles, pero le faltó el detalle coherente con su razonamiento tan básico y como inevitablemente resultaría la exclamación: ¡Viva el neonacionalismo de Trump! (verdugo de la globalización).
Sin duda tuvo que desviarse de tal razonamiento lógico porque, en su acostumbrado juego de palabras, no podía estar ausente su pretensión mesiánica de salvar al mundo, al ofrecer, frente al cadáver de la globalización, la alternativa del “socialismo comunitario” del que Bolivia sería el ejemplo.
Casi a la par de tal discurso de García Linera, el 17 de enero, el presidente de China, Xi Jinping, dio un discurso en la plenaria inaugural del Foro Económico Mundial 2017, en Davos – Suiza, http://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2017/0120/c31621-9169335.html, proclamando que “el mundo necesita más globalización, no menos”.
Xi Jinping, en su discurso aborda los cambios políticos en occidente y su incidencia en la globalización, y reconoce que “el populismo, el aislacionismo y el proteccionismo están en ascenso en el mundo occidental” pero, en definitiva, afirma que “les guste o no, la economía global es un gran océano del que no se puede escapar. Cualquier intento de cortar el flujo de capital, tecnología, productos, industrias y personas entre las economías, y canalizar las aguas del océano de vuelta hacia lagos y riachuelos aislados es simplemente imposible”. Así, mientras que para García Linera estamos frente a un cadáver, para Xi Jinping estamos frente a un gran océano del que no se puede escapar. Dejamos al lector sacar su propia conclusión.
Pero, una agravante mayor desacredita la alternativa del “socialismo comunitario” y es que, precisamente como parte de ese flujo de capitales propios de la globalización, hace pocos meses atrás el Gobierno del MAS anunció, con pompas y sonajas, la promesa de un crédito de cerca de 10 mil millones de dólares por parte de la República Popular China; o sea, que la gestión y futuro del socialismo comunitario está en manos del financiamiento chino, que a su vez se ha convertido en uno de los nuevos motores de la globalización.
Ya Carlos Marx, a través del Manifiesto Comunista, identificó como un fenómeno inherente al desarrollo del capitalismo los ciclos de globalización de la economía, de manera que el vicepresidente, que se precia de teórico marxista, yerra en su afirmación del fin de la globalización en las actuales circunstancias mundiales.
También yerra en su afirmación de la existencia de un socialismo (comunitario) en Bolivia, porque el modelo económico puesto en práctica por el Gobierno sólo es una configuración híbrida de capitalismo de Estado (salvaje en cuanto a derechos laborales en las entidades estatales y con tendencia al retroceso, por su descrédito creciente a causa de la corrupción e ineficiencia) y la producción capitalista a cargo del sector privado.
Este tipo de “esfuerzos teóricos” del Vicepresidente han venido caracterizando la construcción ideológica del MAS en sus hasta ahora 11 años de Gobierno: mostrar algo como si fuera a pesar de que no lo es. Han sido 11 años de imposturas que no se merecía ni se merece el pueblo boliviano.
El autor es abogado y exdirigente obrero.
Columnas de GONZALO RODRÍGUEZ AMURRIO