¡Perdonazo argentino!
El impuesto es uno de los principios fundamentales de un Estado democrático y principal deber ciudadano. Los impuestos son cargas obligatorias que las personas y empresas tienen que pagar para financiar al Estado. Sin los impuestos el Estado no podría funcionar, ya que no dispondría de fondos para financiar la construcción de infraestructuras y prestar los servicios públicos de salud, educación, defensa, etc.
En todos los países los contribuyentes suelen evadir el pago de los impuestos. Una de las maneras comunes para hacerlo es de llevar los activos fuera del país, de preferencia a los llamados “paraísos fiscales”. Regularmente, los países que sospechan de que sus ciudadanos practican evasión fiscal decretan procesos de amnistía y/o regularización, los mismos que en Bolivia suelen llamarse el “perdonazo”. En América Latina hubo recientemente procesos de amnistía abiertos en Brasil, Colombia y Argentina donde amnistía fiscal concluyó a fines de marzo 2017. Amnistía permite a los contribuyentes que mantienen activos sin declarar, regularizar su situación fiscal.
En Argentina, los participantes en la amnistía pagaron una multa del 10 por ciento al declarar sus fondos antes del 31 de diciembre 2016 y del 15 por ciento después de esa fecha. Los fondos así recaudados fueron aplicados por el Gobierno a pagar una reforma del sistema de jubilaciones. Al proceso se acogieron 254.000 contribuyentes y por las multas aplicadas, se obtuvo una recaudación extraordinaria de 9.522 millones de dólares. Además, todos los activos declarados comenzarán a tributar por el impuesto a la riqueza. En este sentido, si bien antes para la recaudación por ese tributo se tenían en cuenta activos declarados por 116.000 millones de dólares, mientras que ahora esa base casi se duplica a 226.000 millones. El impacto “más fuerte” del “blanqueo” es el crecimiento en el total de activos declarados de argentinos en el exterior, que ha saltado de 19.000 millones de dólares a 113.000 millones. Como parte del “sinceramiento fiscal”, el Fisco también puso en marcha una moratoria para la regularización de deudas impositivas por 7.524,1 millones de dólares.
La amnistía fiscal en Argentina fue un éxito a nivel mundial. Desde el mes de junio de 2016 en Argentina se declararon 116.800 millones de dólares (más del 20 por ciento del PIB) de las inversiones, cuentas, inmuebles y otros bienes no declarados, de los cuales el 80% estaban en el exterior. En el ranking de procesos recientes de este tipo en el mundo, Argentina quedó primera, por delante de Indonesia, Brasil y Chile, en términos de la recaudación fiscal sobre el PIB.
Amnistía fiscal recibió críticas también referidas a la familia del presidente Macri por haber incorporado a familiares de funcionarios públicos a una amnistía fiscal, la cual beneficiaría a su padre, un poderoso empresario señalado de tener empresas offshore.
Mauricio Macri ha logrado conseguir lo que todos sus predecesores intentaron, sin éxito. Macri lo ha conseguido gracias al anuncio del pronto levantamiento del secreto bancario y la persecución de los potenciales defraudadores. Para ello a partir de septiembre del presente año, Argentina comenzará a intercambiar información tributaria con 55 países, entre ellos varios paraísos fiscales incluyendo Suiza y Uruguay. En su mayoría, los activos argentinos no declarados estaban en Estados Unidos, Suiza, Uruguay, Brasil y las Islas Vírgenes.
El principal factor por el que los argentinos se han acogido a la amnistía y no a las anteriores tiene que ver con el cambio de paradigma de la transparencia fiscal. El intercambio estandarizado de bases de datos (entre distintos países) permitirá detectar sistemáticamente inconsistencias y sancionar a los evasores. Obviamente, los perdonazos no pueden reemplazar a la verdadera cultura tributaria de los contribuyentes, su mayor confianza en el Estado y claridad de gasto público.
El autor es comunicador social
Columnas de STANISLAW CZAPLICKI