La economía de Cochabamba
En economía se hace lo que se puede. Nos preocupa lo que se debe hacer, y la gente suele saber lo que quiere hacer. Pero se hace lo que se puede. Es decir, que lo que queremos y debemos hacer termina condicionado por las posibilidades que tenemos y por las que nos ofrece el medio en que vivimos.
Esto es muy simple pero lo olvidamos, especialmente los analistas y quienes asumen puestos de responsabilidad e influencia en el diseño de políticas públicas. Atrapados por los datos, que reflejan parcialmente la realidad, y por el deseo de movernos en una dirección predefinida, terminamos ignorando lo que somos y menospreciando nuestras oportunidades.
Para describir la economía y medir sus ritmos recurrimos al Producto Interno Bruto, por ejemplo, cuya metodología introduce dos enormes sesgos.
El primero, borrar de la contabilidad todo lo que son transacciones intermedias, es decir, compras, ventas y traslados de insumos y materiales. El argumento es que todo eso entra en los precios y las transacciones finales. Eso es verdad, pero también lo es que en todos los pasos intermedios hay empleo, innovación, inversiones, negocios que, al final, son claves para el bienestar en una sociedad.
El segundo sesgo es el de clasificar a los sectores económicos a partir de criterios válidos en los albores de la revolución industrial, pero que hoy son inútiles y hasta dañinos. Para no entrar en detalles, digamos solamente que son criterios que consideran productiva solamente la actividad que trata con materiales, que los extrae (como el sector primario) y los transforma (que define al sector secundario). Y menosprecia como improductivas al resto de las actividades, como el comercio y los servicios.
Estas reflexiones vienen al caso por la frecuencia con que se escucha el lamento de que nuestra economía es improductiva, de comercio, transporte y servicios, como si esas actividades fueran inútiles y no mostrar que es eso “lo que se puede” hacer.
La pregunta fundamental, entonces, es ¿por qué es eso y no otra cosa lo que aquí se puede?
Para encontrar respuestas, debemos concentrar nuestra atención en las condiciones y en las oportunidades que el medio nos ofrece. Cuando digo el medio, digo la geografía, los recursos naturales, la tierra, el agua y las distancias, y digo el Estado, con sus maneras de recaudar y de gastar, con sus controles y regulaciones, con sus tentaciones y abusos.
Mucho de esto se puede cambiar, pero primero hay que comprenderlo, identificar con precisión los condicionantes, y reducir los riesgos de que la gente busque y aproveche las oportunidades.
El autor es economista
Columnas de ROBERTO LASERNA