“Aya Marq’ay Killa”, mes de los difuntos en noviembre
Según cuenta el cronista Felipe Guamán Poma de Ayala, “en noviembre sacan los difuntos de sus bóvedas que llaman ‘pucullo’ y le dan de comer y de beber y le visten de sus vestidos ricos, le ponen plumas en la cabeza y cantan y danzan con ellos y le ponen en unas andas y andan con ellas por las calles y plazas y después toman a los meten en sus pucullos, dándose sus comidas y bagilla al principal, de plata y de oro y al pobre, de barro. Y le dan sus carneros y ropa y lo entierran con ellas y gastan en esa fiesta, muy mucho”.
“Y en ese mes también, se oradan las orejas a los Ingas y hacen warachicos (primero taparrabos) y rutuchicus, (primer corte de cabellos), las mujeres, Luicocu (primera menstruación), llevan aguas de calles pucyo (manatial) y hacen fiesta de anqacacuy (investidura del manto), a los niños, quiraupi churcuy (puestas en cunas)”.
“En este mes de noviembre, Aya Marq’ay Killa, manda el Ynga a recitar y contar la gente de la visita general desde el reyno y ensayar los capitanes y soldados a la guerra y repartir mujeres”.
“Y en ese mes cubrían y alzaban paredes. En este mes se visitaba ganados de la comunidad y de indios particulares y se incorporaban mujeres en los depósitos que los llamaban aclla wasis (casa de las escogidas), a mujeres vírgenes, para que trabajen y sepan hilar, tejer ropa para el Inga y de los demás señores”. (Traducción del texto original).
Ceremonias actuales
La fiesta de Todos Santos se realiza anualmente en los pueblos andinos, bajo un complicado conjunto de ceremonias destinadas a la recepción de los difuntos. Este ritual permitirá asegurar la fertilidad y el bienestar de las comunidades.
Para llevar a cabo las ceremonias, construyen en sus hogares un altar especial denominado “mesa”.
Entre diablos y muertos
El ciclo ritual está estructurado en torno al proceso productivo agrícola y está relacionado con los seres que habitan en los espacios secretos y escondidos de nuestro mundo “manqha pacha”.
En ellos, los diablos y los muertos ocupan un lugar preponderante. Se da inicio este proceso el mes de noviembre con la fiesta de Todos Santos, que marca el tiempo de aguas y siembra, para finalizar cuando las lluvias han cesado y se celebra el Carnaval o la fiesta de los demonios.
Llegan de visita a sus casas
Es creencia que, en la fiesta de Todos Santos, todas las almas llegan a sus casas para compartir un momento con sus familiares, servirse de la comida que solía gustarles más en vida y que sus deudos colocan sobre las tumbas o túmulos preparados exprofesamente. La primera fiesta de Todos Santos después del fallecimiento de una persona es esperada, especialmente en el área rural, con la denominación de “Musuqniyuq”, esta espera se hace porque la viuda o viudo está obligado para esta oportunidad a preparar un banquete a todas las personas que le acompañaron en le inhumación; fuera de ello el “Musuqniyuq” debe hacer preparar bastantes masitas, como bizcochuelos, maicillos, alfajores, etc, proveerse de fruta variada, todo esto para obsequiar a los rezadores. La noche de Todos Santos es interesante espectar cómo todos los vecinos van visitando de casa en casa para rezar por los difuntos; en todas las casas sirven con solicitud bebida, ponches variados y obsequian fruta seca, lo que van reuniendo en bolsas especiales, para alimentar varios días.
“Mesa” preparada
Desde las 12:00 del 1 de noviembre, hasta el día siguiente a la misma hora, está la “mesa” preparada.
Llegan vecinos y familiares que acompañan a los dolientes y elevan oraciones por las almas, rezan tres padrenuestros y tres avemarías, mencionan al final el nombre o nombres de los difuntos. La presencia de niños y jóvenes de ambos sexos es mayoritaria. Después de los rezos cantan los “coros” o los “alabados” y así van ingresando, de rato en rato, grupos de personas a las viviendas para rezar y corear sus coplas.
Los “alabados” siempre tienen un estribillo que dice:
Alabado Santisimo (sin tilde)
Sacramento del altar
Y la virgen concebida
Sin pecado original.
Los versos de “alabados”:
Cinco veces he rezado
Y un pollo me han dado
Este pollo me ha mirado
De sus ojos me he asustado.
Una lápida he limpiado
Y una abeja me ha picado
Mi dedo se ha hinchado
Y con ese dedo lo he matado.
Un borracho me ha gritado
Su talego le he volteado
He corrido al cementerio
Y para él se lo he rezado.
“En noviembre sacan los difuntos de sus bóvedas que llaman ‘pucullo’ y le dan de comer y de beber y le visten de sus vestidos ricos”
La primera fiesta de Todos Santos después del fallecimiento de una persona es esperada, especialmente en el área rural, con la denominación de “Musuqniyuq”
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El autor es historiador y tradicionalista
Columnas de Juan Clavijo Román