Otra versión de Hilarión Daza
En “Camino al Pacífico”, hacemos referencia al escritor chileno Cástulo Martínez que dice: “A Hilarión Daza se le achacó responsabilidad en hechos causados por otros. Fue el chivo expiatorio seleccionado por la oligarquía minera boliviana… Sería Eliodoro Camacho quien daría forma a los hechos desde el infundio del Jueves de Compadres, se inclinaría a mentirle al pueblo boliviano, diciendo que Daza, aturdido en el carnaval, ocultaba el parte al pueblo boliviano; desde entonces los subsiguientes escritores bolivianos, se han limitado a copiar al Coronel Camacho hasta el presente.”
En varias conferencias y charlas sobre este tema fuimos poniendo en tela de juicio esta nueva trama de la historia del Pacífico. Incluso en varias normales y universidades del país preguntamos ¿por qué se acusa de traidor a Hilarión Daza? La respuesta es la misma: está relacionada al carnaval y el ocultamiento de la invasión, por parte de Daza. La fuente para esta respuesta es la historia oficial, aquella que, desde los primeros cronistas españoles, fue escrita por mandato de la corona española y la Iglesia sobre la conquista del Perú, los doce Incas del Tawantinsuyo, el poderoso Collasuyo, hoy Bolivia, por supuesto de manera totalmente maniquea (sesgada).
Había que cambiar la trama de la invasión chilena y buscar un chivo expiatorio. Una minoría que manejaba los hilos del país, como fue la oligarquía minero feudal, encabezada por Aniceto Arce, había entregado el mar de los bolivianos a la oligarquía chilena de la manera más burda y vergonzosa, explicada ampliamente en “Camino al Pacífico”; “Chile de Bolivia”; “Arze con Z y Arce con C”; además de “El Silala”.
¿Que había que ocultar? Mucho; porque se entregó no solo la costa marina, también un territorio de 120.000 kilómetros cuadrados, muy rico en oro, plata, piedras preciosas, etc., que han hecho hasta el presente que Chile viva y sostenga su economía en base a este territorio, lo que le significa más de 100 mil millones de dólares por año, una increíble suma que más allá de su significación económica es una ofensa tan grande que se causó al pueblo boliviano, hay que recalcarlo, no del pueblo chileno, sí de parte de una oligarquía boliviana, chilena y peruana que, respaldados por intereses foráneos, se inventaron la trama del carnaval e hicieron de un patriota boliviano, como fue Hilarión Daza, un traidor.
Podríamos citar muchos argumentos sobre lo dicho, como el de Camarones, una treta cobarde de Arce y Camacho, pero el más contundente es que después de su injusto exilio a Francia, cada año trató de volver a demostrar su inocencia y solo después de doce años le permitieron hacerlo, trayendo consigo documentación valiosa que fue la causa para que el gobierno de entonces, encabezado por Mariano Baptista, aliado de esa oligarquía, en Uyuni, lo asesine el 27 de febrero de 1894. Revisemos nuestra historia, está mal escrita.
Historiador. Docente UMSS.
Columnas de FRANZ GUSTAVO MORALES MÉNDEZ