Memoria de árboles caídos
La sequía y los desastres ambientales dejaron una lección para muchos cochabambinos y es que los árboles son importantes. No se trata de adornos, no son objetos, no son estorbos; al contrario, son seres vivos que dan muchos beneficios a la ciudad.
Los árboles convierten calles calurosas en frescas, dan sombra, purifican el aire, generan humedad y mitigan el cambio climático. Además, numerosos estudios resaltan la energía positiva que entregan a quien los toca o incluso abraza.
Sin embargo, existe otro grupo de personas, quienes tienen en sus manos las sierras, que parecen no comprender esta situación. Creen que los árboles pueden sacarse sin que esto tenga ningún impacto y no muestran respeto por esta vida.
En los últimos días se ha visto a comerciantes quejarse por la presencia de árboles, pero no dicen nada cuando amarran sus puestos a los troncos o se sirven de su sombra. También se han visto obras como el corredor vehicular Quintanilla o el Tren Metropolitano, que sin ninguna pena “se deshicieron” de algunas especies.
Pero la gente ya no está ciega, sorda ni muda. Las redes sociales se convirtieron en un importante espacio de protesta. Mientras otros, como los estudiantes del colegio Laredo, decidieron tomar las palas y generar un cambio empezando por su calle.
El camino por el cambio de mentalidad basada en cemento como desarrollo está trazado, es necesario continuar con la conciencia ambiental, porque la naturaleza vive sin el ser humano, pero el ser humano no puede vivir sin naturaleza.
Periodista de la sección metropolitana de Los Tiempos
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