De los movimientos sociales a los colectivos ciudadanos
La irrupción de los movimientos sociales en el campo político boliviano significó un cambio en la naturaleza del Estado y la relación del Gobierno con la sociedad civil. En su papel activo, la consolidación del MAS-IPSP como partido gobernante, adquirió legitimidad por su capacidad de articulación con estos grupos, alianza que marcó la política y la agenda del gobierno.
Sin embargo, en la actualidad, la aparición de distintos grupos sociales articulados en torno a colectivos ciudadanos, críticos a aspectos como la corrupción, la burocratización excesiva y la vulneración de los resultados del 21 de febrero, han logrado afectar la legitimidad del gobierno. Tal situación conduce a repensar a los movimientos sociales como fuente de legitimidad de gobierno válida, y entender, qué pasa con el modelo político basado en gobernar representando a los movimientos sociales. Para abordar esto tomamos en cuenta algunos puntos.
Primero, en los sistemas democráticos, la legitimidad es un aspecto clave, ya que permite establecer los acuerdos necesarios para generar gobernabilidad, pero también, ayuda a que los líderes, en sistemas híper-presidencialistas, puedan imponer las políticas que consideran como válidas para el país, fuera de los controles de otros órganos del Estado. Segundo, más allá de la dogmática teórica de los movimientos sociales, es cierto que el gobierno y Evo Morales, concentraron la movilización social en torno a su figura, por lo que el agotamiento de su liderazgo, es una señal de la debilitación de la capacidad aglutinadora del movimiento social como proceso político y social.
Por último, estos 12 años de bonanza económica, permitieron el establecimiento de una nueva clase media, con nuevas demandas que ingresan más a la necesidad de políticas sociales de mercado, que políticas redistributivas, por lo que sus demandas ahora salen del esquema económico planteado por el gobierno, sin embargo, ante la ausencia de nuevos liderazgos y de organizaciones aglutinadoras de clase media, que puedan traducir estas demandas en políticas, los colectivos se han convertido en canales para exigir una mayor participación en la toma de decisión. Dado este marco, debemos pensar el contexto político como una transición de los movimientos sociales, hacia los colectivos ciudadanos como una forma y demanda por una mayor participación en la toma de decisión, sobre todo en las clases medias. Pero es un proceso, que no apunta a una voluntad de poder autónoma, o ganas de ser gobierno, por ello Mesa aglutina las intenciones de voto de los colectivos, y no un líder propio de estos colectivos. Si bien, cambiaron el contexto político, nunca podrán ser lo que alguna vez fueron los movimientos sociales, pero es importante darles su papel en la historia.
El autor es sociólogo y analista de políticas públicas
Columnas de CÉSAR AUGUSTO CAMACHO SOLIZ