Economía naranja
Un 16 de octubre, pero de 1923, Walt Disney y su hermano Roy fundaron The Walt Disney Company. La fecha marca un hito en cuanto al modo de diversión que tiene una buena parte de la humanidad y la cantidad de dinero dispensada en los parques de diversiones de este emporio.
En ese entonces, Disney no imaginó que daría pie a la economía naranja. En términos sencillos es la producción de bienes y servicios culturales que están protegidos –o pueden estar protegidos– por derechos de propiedad intelectual.
En términos más complicados, donde los académicos no logran un acuerdo, se trata de industrias creativas, más allá del cine, la televisión, la música o los libros y acostumbran incluir a la moda, diseño, artesanías, arquitectura, publicidad y el desarrollo de software.
Inclusive añaden al deporte y al turismo, aunque en esto hay divergencias, porque no hay un derecho de autor respecto a cascadas, selvas o lagos.
Sin embargo, es de conocimiento general que millones de turistas atraviesan el planeta para ver auroras boreales, cataratas, glaciares y sitios que aún conservan su encanto, poniendo de moda al ecoturismo.
Al respecto, e hilando finamente, es destacable que un 70% de encuestados por este periódico, hace un mes, anteponen la preservación ambiental por encima de “megaobras” y más de la mitad considera que la principal riqueza del país es su naturaleza.
Otro periódico destaca que hay joyas en el departamento, como Vacas que tiene a la Puya Raymondi, una planta que florece cada 100 años; Vila Vila con formaciones rocosas que parecen de otro planeta y las aguas termales de Incuyo, entre otras.
Dados estos resultados, estos sitios podrían generar buenas ganancias gracias al pago por entradas, servicios de hospedaje y alimentación, en lugar de transformarlos en sitios de explotación de recursos naturales.
Es importante remarcar que la economía naranja representa cerca del 4% del PIB latinoamericano, según José Miguel Benavente, economista y coautor del estudio “Políticas públicas para la creatividad e innovación” del BID y el economista Camilo Herrera explica que en 2017 la economía naranja representó el 6% del PIB de Colombia, equivalente a unos 18.860 millones de dólares.
Para Cochabamba, que ha sido declarada ciudad creativa por la Unesco, esta cifra no es para nada despreciable. Precisamente este fin de semana dará una muestra de su creatividad al llevar adelante el Festival Misk’i que pondrá en escena la estupenda gastronomía de la que hace gala, por lo que será muy ventajoso para todos trabajar con mayor ahínco en la economía naranja.
La autora es magíster en comunicación social y periodista.
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