Más canchas sintéticas… ¿quién las quiere?
Cerca de 2 mil canchas de fútbol se construyeron en el país en la última década, por un valor que supera los 300 millones de dólares. Y aunque no se halla un registro exacto de cuántas de éstas son sintéticas, la alternativa de construir un escenario que no requiera de cuidados parece genial.
Sin embargo, no lo es en todo el sentido de la palabra. Quienes saben de ello afirman que el mantenimiento es arduo y costoso; requiere el reabastecimiento constante de una gomilla milimétrica de caucho triturado que se mimetiza en la superficie de la base, a ello se suma que la vida útil no supera los siete años, tras los cuales debe reemplazarse la alfombra.
La desventaja también se mide por lo estético (aunque éste sea un tema subjetivo), pero al momento de medir las probabilidad de lesiones entre una cancha natural versus la sintética, la segunda pierde por goleada.
A ello hay que sumar lo funcional al daño medioambiental: las pistas artificiales no permiten la filtración de agua al subsuelo, que disminuye las vetas acuíferas y, por ende, acelera la degradación del entorno natural.
Esta semana, los vecinos de la plaza Fidel Anze se enfrentaron a la sorpresiva decisión de la comuna de implementar uno de estos escenarios en una de las pocas áreas verdes que quedan a Cochabamba.
Acciones como éstas se realizan sin medir mínimamente las prioridades de las zonas: desde los ítems para la salud o las alcantarillas que tenemos a punto de explotar.
Luz Marina Canelas Arze
Directora de Los Tiempos
Columnas de LUZ MARINA CANELAS ARZE