El espacio más corto entre dos puntos, es la línea recta
El Dr. Edgar Oblitas en su libro “Historia secreta de la guerra del Pacífico” señala que “Brasil y Chile en los momentos cruciales de desventura para Bolivia, siempre mueven sus tendencias como convocados por un conjuro que los atrae mutuamente para asfixiarla.”
Si Brasil y Chile logran aislar a Bolivia del corredor ferroviario interoceánico, se elevará el costo y alargará el tiempo de transporte por tonelada a puertos del Pacífico, sean ellos de Perú o de Chile, dado que el trayecto ferroviario más corto entre estos puntos por razonamiento lógico, es la línea que atraviesa a Bolivia de este a oeste, comenzando en Puerto Suárez, y terminando en los puertos del Pacífico, como Ilo, Arica, Iquique o Antofagasta. Lo difícil, en este caso, sería asfixiar la economía regional.
De otro lado, debemos también asumir nuestra culpa los bolivianos por tomarnos el tiempo suficiente para colmar la paciencia de Brasil. En febrero de 1990, nos enviaron de obsequio un estudio completo de ingeniería a trazo final del tramo ferroviario de 381 kilómetros entre Aiquile y Santa Cruz, preparado bajo la supervisión del Instituto Brasileño de Planeamiento del Transporte (Geimpot) realizado por la empresa brasileña “Sondotecnica”. Hasta ahora, nada nos conmueve, los proyectos de ingeniería están guardados en el escritorio de algún ministerio de Bolivia y con seguridad, también archivados en Brasil.
La pregunta del millón es: ¿qué nos impide revisar con Brasil este proyecto ferroviario y añadir a los que ya tenemos en desarrollo?
Anotemos algunas cualidades: en términos de sociedad y país, significa la vertebración ferroviaria entre oriente y occidente. El tramo se desarrolla sobre pie de montaña sin afectar zonas preservadas, frecuentemente inundadas, ecológicamente inestables y numerosos puentes sobre ríos caudalosos. Enganche a ferrovías métricas o universales ya construidas con la misma trocha en países vecinos. (Perú debe bitrochar un corto tramo). Las estaciones y el paso de los trenes podrán apaciguar la pobreza de más de una decena de pueblos bolivianos. Contamos ya con los estudios de ingeniería que podrán ser actualizados tratándose del trayecto más corto y directo. Los costos de construcción y de factibilidad económica son favorables y plasmados en los estudiados de “Canac International Inc.” (1994) de Canadá y de la consultora Hagler Bailly Services Inc.” de Estados Unidos (1999). Finalmente a los economistas no les interesa la política ni la religión, ellos enviarán sus productos por donde les sea más favorable y competitivo.
Corolario: No debemos ocuparnos demasiado del corredor Atlántico-Pacífico, dejemos eso al esfuerzo de otros países que necesitan, nuestro negocio comienza en Puerto Suárez y termina en puertos del Pacífico, más claro aún, nuestro rubro será la soya, para el efecto, tenemos el sartén por el mango favorecidos indiscutiblemente por dos factores; uno es mejorar, modernizar, actualizar y profundizar el Tratado de 1904 al que podemos exigir vigencia. El otro, no menos importante, es el Régimen de los Países sin Litoral que nos abre otro enorme abanico de ventajas. Seamos también egoístas ¿Acaso Panamá comparte con Colombia o Costa Rica su canal? No, lo usa en su propio y puro interés; es el segundo rubro que cotiza a su PIB anual. Conviene pues revisar la literatura del tramo Aiquile-Santa Cruz, actualizarlo y negociar con Brasil, Chile y Perú. El éxito está en el corazón de Bolivia. Vistámonos de pantalón largo.
El autor es exsenador de la República
Gomolina2002@yahoo.com
Columnas de GONZALO MOLINA OSIO