Bolivia y el operativo “Lava Jato”
Bajo este mismo titular, hace casi cuatro años, el 30 de noviembre de 2014. en este espacio editorial, preveíamos que tarde o temprano las investigaciones iniciadas en Brasil llegarían a nuestro país. Y que cuando eso ocurriera, pondrían en muy serias dificultades no sólo a los gobernantes actuales, sino a sus antecesores.
Cuatro años han pasado desde entonces y todo parece indicar que por fin los largos brazos del operativo “Lava Jato”llegarán a nuestro país. No podía ser de otro modo, pues Bolivia ocupa desde un principio un lugar principal en el entramado que fue puesto al descubierto. Y no sólo por lo estrechos que son los vínculos entre el sector hidrocarburífero de nuestro país y el brasileño, representado por Petrobras, sino también porque las empresas constructoras que están siendo investigadas son las mismas que desde hace ya más de una década son objeto de reiteradas denuncias, en nuestro país, por motivos idénticos a los que en Brasil y otros países latinoamericanos desencadenaron verdaderos terremotos políticos.
Decíamos, también en aquella oportunidad, que ninguna de la escandalosas revelaciones que salieron a la luz pública en noviembre de 2014 debieran ser recibidas en Bolivia con expresiones de sorpresa, pues muchos años antes en nuestro país se denunciaron los malos manejos.
Es justo recordar ahora que mucho antes del “Lava Jato” –desde septiembre de 2001, cuando asumió la presidencia del por entonces Servicio Nacional de Caminos, hasta su fallecimiento, en octubre de 2013–, el Ing. José María Bakovic denunció, uno tras otro, cuanto negociado se hizo y se pretendía hacer en nombre de la vertebración caminera de nuestro país.
Ninguna de las denuncias de Bakovic fue debidamente atendida. Lo que se explica en gran medida porque el ex presidente del SNC demostró que las redes de corrupción tejidas entre las empresas constructoras brasileñas y quienes tenían en sus manos el control de las principales obras públicas de nuestro país se remontaban incluso a gobiernos anteriores al encabezado por el MAS desde agosto de 2006. “Andrade Gutiérrez fue al MNR lo que la Queiroz Galvão fue al MIR, y la OAS es al MAS”, solía decir Bakovic, al recordar que todos los gobiernos, incluido el que lo promovió a la presidencia del SNC, estuvieron involucrados en la red denunciada.
Ahora, cuando desde las instancias judiciales brasileñas llegan datos que confirman la validez de las denuncias de Bakovic, sólo queda esperar que ya no tengan que ser factores externos los que intervengan para hacer justicia y que no sea sólo al calor de los resentimientos políticos que avancen las investigaciones.