“Bullying”, ¿nos concierne a todos?
Hace algunos días vi en las redes sociales un video en el que dos jóvenes hacían “bullying” a otro de sus compañeros, claramente menor y más pequeño.
Muchos de los estudiantes que presenciaban el acto gritaban, miraban, grababan o metían bulla al rededor del acto sin ninguna intención de intervenir.
Los comentarios de los usuarios que vieron las imágenes expresaban desde molestia a rabia e impotencia. Pero muchos más se mofaban del hecho.
Esta situación es sólo una de las miles que se repiten a diario en los diferentes colegios particulares y unidades educativas fiscales, además de otros espacios donde hay menores. Pero, ¿de quién es la culpa para que estos hechos sucedan? ¿Qué hacemos nosotros como sociedad para luchar contra el “bullying”? ¿Es nuevo este tipo de maltrato entre estudiantes, niños y jóvenes? Al parecer, no; sólo que hoy se hace más evidente.
Días atrás, conversar con un especialista del tema me dio luces sobre qué hacer si en la familia hallamos alguien que ejerce acoso escolar sobre un compañero. El experto, sin temor a dudas, afirma que detrás de las conductas del “niño bully” (hostigador) se hallan hogares expuestos a un contexto de violencia, problemas sobre permisividad, donde los padres no norman límites en el actuar y la conducta de sus hijos.
El “bullying”, en muchos de los casos, conduce —a quienes lo sufren— a la depresión e incluso el suicidio. Entonces, como padres, hermanos, amigos y personas que repudiamos este accionar debemos trabajar para disminuir el mal, demostrar con ejemplo cómo es una convivencia sana con el entorno; dejar de normalizar la violencia; enseñar a que antes de grabar un hecho de este tipo —sólo para tener “likes”— debemos intervenir y hacer entender que la violencia es reflejo de debilidad de quien la ejerce.
Periodista de Los Tiempos
Columnas de Romané Paredes Jaldín