Desubicados en las redes sociales
Andrés López Ledezma
Dos hechos llaman la atención en esta semana y tienen que ver con el denominado scratching a políticos que actualmente ocupan cargos en el Gobierno de Bolivia.
El primero, a partir de un video difundido en las redes sociales sobre Gabriela Montaño, quien se encontraba pacíficamente sentada en un local público de Santa Cruz (aparentemente junto a familiares e hijas). Y el segundo, desde las páginas de Facebook del matutino Los Tiempos, donde se publicó ayer la información del alta médica del hijo del ministro Carlos Romero.
Para quienes no conocen o saben el significado de scratching, se trata de un anglicismo que significa literalmente “rayar” o “arañar”; tiene distintos significados según el ámbito en el que se aplique. Y en este caso social se ha puesto en boga como una manera de “reclamo” equiparable a un graffiti, a una marcha, o a escribir carteles en reacción, sobre todo, a temas relacionados con la política, gobernantes, corrupción y otros. Es un término que en la actualidad hace referencia a las reacciones del público inconforme, que actúa en relación a hechos o personas con quienes no está de acuerdo .
Pues bien, en este ámbito, un acto de scratching fue el ataque de preguntas que realizaron las mujeres que increparon a Montaño en Santa Cruz. Grabaron y subieron a las redes toda la escena. La misma que tuvo centenares de respuestas a favor o en contra.
Sucedió lo mismo con el alta del joven Romero, quien se salvó por milagro y por la excelencia de profesionales médicos que lo intervinieron y cuidaron por más de siete semanas tras un trágico accidente.
Las fotos, imágenes, comentarios e información que circulan en las redes sociales son de dominio público y tienen pocas restricciones. Eso permite el desenfreno total en la expresión de malos sentimientos sin discriminación alguna: un triste retroceso evolutivo.
Cibernauta boliviano
Columnas de Redacción Central