El joven mártir de la democracia Christian Urresti
Otro 11 de enero avanza impertérrito en la historia y el crimen cometido con Christian Urresti sigue en la nebulosa, aunque cada año que transcurre la descarnada realidad de su asesinato reluce con rayos luminosos. Así, ante la juventud de nuestros días, la figura del sonriente y lleno de vida y esperanza Christian queda en la retina como el sacrificado hijo que sale en busca de su padre. Los esbirros identificados como productores de coca del Chapare, casi todos alcoholizados o quizá también drogados, no dudan en darle hachazos hasta partirle el cráneo y determinar su muerte en aquel sitio, que se ha convertido en lugar de peregrinación, siempre lleno de flores frescas, porque a pesar del tiempo transcurrido el ejemplo de este valeroso cochabambino no se borrará jamás.
Muy poco antes de su holocausto mi familia tuvo el privilegio de conocerlo en casa de mi sobrino Juan Carlos Samur, cuyas hijas habían trabado amistad con Christian y su grupo de amigos. Compartimos la charla sobre su abuelo, hoy desaparecido Leonardo Ferrel. Le conté que una larga amistad nos unía a las familias, que como periodista acompañé las acciones de Leonardo, colaborador del general Ovando en un momento presidente de la República. El militar confiaba plenamente en Leonardo, gran basquetbolista, conocedor del valle, quechuista y animoso dirigente deportivo. Leonardo se había convertido en el representante de Ovando y repartía material deportivo entre los campesinos que simpatizaban con él.
Christian disfrutó de mis anécdotas con Leonardo.
Aquel 11 de enero, Christian y su padre y otros miembros de su familia habían acudido a la convocatoria del prefecto Reyes Villa por cuanto “una turba de cocaleros había tomado la ciudad y estaban asolando plazas y avenidas”. La ciudadanía reaccionó y salió a la plaza de las Banderas en Cala Cala y decidió “poner la cara al abuso masista”. Querían la destitución del prefecto a toda costa” y la ciudadanía se oponía al desmán. El resto es bien conocido, se ha divulgado en videos y por el testimonio de testigos vivientes de los que este cronista escuchó sus relatos.
Hoy en día, reanudamos nuestro compromiso de preservar la democracia, de continuar la lucha por la que Urresti ofrendó su vida y en su memoria proseguir la batalla hasta alcanzar la meta final.
El autor es periodista
mauricio.aira@comhem.se
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