Sugerencias para no enloquecer
Ante el próximo reinicio de clases quería escribir sobre lo que podrían hacer, en beneficio de la comunidad, directores, maestros y padres/madres de familia, además, en el caso de los “dires” de obstaculizar el proceso de inscripciones y atender en forma más expedita a los padres (madres) que hacen largas colas para conseguir espacios para sus hijos porque desconfían de las promesas de respeto a las normas establecidas.
Por ejemplo, los directores y profesores, hombres y mujeres, podrían mostrar algún entusiasmo por el inicio de clases y que los primeros no asuman poses autoritarias y, los segundos, no lancen amenazas de que no comenzarán las clases porque el gobierno no ha atendido las demandas de sus organizaciones sindicales y probablemente ingresen en huelga. Y todos ellos, comprometerse a no usar como rehenes a los estudiantes.
También sería interesante que el Ministerio de Educación, en vez de condenar a la quiebra a los colegios privados fijando irracionales incrementos de pensiones, que no están acordes con los incrementos salariales y dobles aguinaldos, asuma la función que le da la Constitución de hacer de la educación fiscal, que se encuentra en un calamitoso estado, un espacio de excelencia y desarrollo integral. Es decir, en vez de sectarizar la formación de los estudiantes, mejorar de verdad el sistema educativo, no sólo porque es un mandato constitucional y base de nuestro desarrollo, sino porque de esa manera los padres y madres de familia no tendrían que mandar a sus hijos a los establecimientos privados. Por otro lado, supervisar que la pensión que los colegios privados cobran mensualmente corresponda a la calidad de la formación que ofrecen. Hasta ahí deberían llegar sus atribuciones. Y los padres y madres de familia deberían comprender que si optan por un establecimiento privado tienen que pagar un monto, obviamente, que sea racional y que no varíe sustancialmente de un año al otro.
Desde otra perspectiva, quería sugerir que se alcance un acuerdo entre directores, maestros, madres/padres y estudiantes “antiguos”, de colegios fiscales y privados, para organizar y participar en jornadas destinadas a mejorar las instalaciones del establecimiento escolar. Esta actividad comunitaria permitiría, primero que nada, limpiar las instalaciones y los alrededores y, segundo, difundir buenas conductas urbanas a todos los actores, como utilizar correctamente basureros, ahorrar agua en los baños, comprender que al ser un bien común cada estudiante debe cuidar los bancos, las aulas, sin que, de ninguna manera, ello signifique atentar a su sana expansión, y realizar labores de jardinería dentro y fuera del edificio.
Lo anterior era parte de la terapia que quería sugerir para evitar que nos enloquezcamos dado el estado de depresión en que nos encontramos al observar cómo las autoridades y dirigentes del MAS nos están conduciendo con grosería, premeditación y alevosía a un terreno de confrontación, sin que aún prosperen lo suficiente los esfuerzos que se hacen para recuperar el sistema democrático, mientras que por esa actitud y también figuración, parecen aumentar quienes quieren apostar por el desastre.
También afecta escuchar al Vicepresidente del Estado pidiendo al cuerpo diplomático acreditado en el país que los acompañe en la construcción de un sistema democrático que, por los rasgos que mencionó, parece muy similar al que ofrecía construir el dictador García Meza con su democracia inédita.
O cuando el Presidente del Estado, además de exigir que en sus actos de masas las mujeres acudan sin calzas si quieren bailar con él, compara las truchas elecciones primarias que ha organizado su gobierno para obstaculizar a la oposición, con los resultados del referendo constitucional del 21 de febrero de 2016 por el que por mayoría absoluta la ciudadanía ratificó la prohibición constitucional de una nueva repostulación, referendo, por lo demás, propuesto por el oficialismo.
O escuchar cómo se defienden autoridades del Estado pertenecientes al oficialismo cuando son denunciadas o acusadas de violar leyes o amenazan con asesinar a “opositores”, atribuyendo sentimientos de racismo y patriarcalismo a los denunciantes y, cuándo no, haber sido malinterpretados por los medios.
Todo se está armando para que nos invada una locura generalizada. Por ello, con el propósito de contrarrestar esta peligrosa epidemia, vayamos a las escuelas de nuestros barrios a refugiarnos. Eso sí, exijamos que en la jornada no se haga referencia alguna a nuestra realidad porque, de hacerlo, la terapia será en vano.
El autor fue director de Los Tiempos
Columnas de JUAN CRISTÓBAL SORUCO QUIROGA