La enseñanza de la gestión de Evo Morales
Ningún sistema educativo por innovador que se considere, podría desconocer el valor formativo de la enseñanza de la historia en la escuela, misma que debe entenderse como una construcción metódica del conocimiento y un proceso permanente de reflexión y entendimiento de las peculiaridades sociales, políticas y económicas de hechos y fenómenos pasados.
La historia es una ciencia social que estudia, analiza, explica sucesos, y nos permite construir y comprender nuestra memoria individual y social de forma científica, crítica y reflexiva, de allí la importancia de incorporar los últimos trece años de gobierno de Evo Morales y del Movimiento al Socialismo a los contenidos curriculares de secundaria, como aporte al desarrollo cognitivo de los estudiantes.
No obstante, se debe advertir que recurrir a la historia y a la disciplina historiográfica para transmitir consignas políticas e ideológicas, sin respetar el método científico ni trabajar en la construcción crítica del pensamiento de los educandos, la reduciría a una escueta memorización de hechos y acontecimientos repetidos tan mecánicamente, que llegarían a ser distorsionados, exagerados o disminuidos hasta el cansancio.
De darse esta situación, se trataría de un manejo perverso e interesado de fechas, efemérides y eventos sobredimensionados para justificar discursos y más aún, legitimar acciones políticas en el presente, que estrictamente buscan adoctrinar y con ello crear prejuicios, servilismos políticos y mitificar personas y entornos que coyunturalmente ejercen el poder.
Por consiguiente, los contenidos escolares se parcializarían y simplemente enfatizarían epopeyas, aniversarios o celebraciones, que la convertirían en una grosera manipulación institucional, con orientación autoritariamente política, acrítica y acientífica.
En estos casos la enseñanza de cualquier gestión de gobierno en las escuelas no solo que será innecesaria, ya que como afirma Prats, convertirán la disciplina histórica, en un elemento antieducativo.
El autor es catedrático universitario.
Columnas de GREBY RIOJA M.