Primarias: MAS cerca del fin
La pasarela de las primarias ha desnudado la “musculatura” mazista, falsa como el título del vicepresidente. ¿A quién se le ocurrió malgastar 27 millones de bolivianos para resultados tan magros? No sirvieron las amenazas, ruegos, doble aguinaldos y gastos adicionales para motivar a sus “inscritos” a votar en masa y, esperanza fallida, “borrar” los resultados del 21F. Los mazis, para habilitar un binomio fraudulento, apostaron a que las cifras del 27E (406.065) “sepultarían” a las del 21F (2.682.517). Sin embargo, su apresurado acto de mala fe electoral funcionó en contra de ellos (efecto búmeran). Con una hipotética votación inédita, a lo “pecho huminta”, pretendieron asustar a la ciudadanía que defiende la democracia y la vigencia de la ley de leyes que, siempre hay que recordarles, se llama Constitución. Las urnas lo decidieron de otro modo. El MAS no superó el 41% de una obligatoria participación revolucionaria” menos el 10% de votos blancos y nulos (el MAS también dijo NO). La realidad, ahora, es atroz para el binomio ilegal Morales–García. Página Siete informa que la mayoría de papeletas anuladas corresponde al MAS. El elector masista (no mazista) mostró su descontento al rayar o escribir en su papeleta: “Bolivia dijo No”, “No soy del MAS”, “Me han obligado a votar”.
La interrogante, para una mente crítica, es innecesaria: ¿se preocupará el “matemático” por esos resultados o argumentará ============a contrariis============ que el 41% equivale al 101% de los votos del 21F? En serio, hasta los más optimistas del grupo palaciego deberían preocuparse. Su binomio fue rechazado por su propia militancia en una lección clara para Morales y sus cuarenta “hermanos”; incluso el “pueblo” y los “movimientos sociales” saben —más vale tarde que nunca— reconocer sus errores: la rebelión de las MASas es contra la impostura de la cúpula mazista.
La magnitud del desastre electoral, en sus propias filas, es tal que de nada sirven los lloriqueos del “hermano” presidente acusando a “su” vergonzoso Tribunal Supremo Electoral de “perjudicarlo”. Tampoco los ampliados de “emergencia” de los cocaleros chapareños y menos las declaraciones del flamante e inexperto ministro de comunicaciones...
Que alguien informe al nuevo llunku que los problemas del mazismo no son del gobierno que, representa, así fuese en teoría, a todos los bolivianos. Si dicho ministro quiere opinar sobre asuntos mazistas, debe renunciar a su investidura y postularse a vocero del MAS.
El revés de las primarias actualiza una constatación que el grupo palaciego rechaza. Se puede pero no se debe ganar violando la Ley: el pueblo no es tonto ni malvado. Lo urgente para la izquierda sensata —si todavía existe algo así— es contruir una alternativa al mazismo.
En una columna anterior postulé el MAS–1. La propuesta no es disparatada ante el evidente malestar interno. Los mandos medios y militantes de buena fe tienen la obligación ética (la oportunidad política está dada) de desconocer a la cúpula corrupta y expulsar a “Satucos” y cocaleros del Chapare. Hora de hacer política útil. Caso contrario seguirán perdiendo contra sí mismos. Evo Morales y Álvaro García Linera no justifican la extinción del MAS: hay que abandonar la fiesta para evitar el velorio.
La oposición, a pesar de seguir estancada en su proyecto de fragmentación (9 contra 1 pifiará el vicepresidente), se ha fortalecido. Al contrario de los mazis, su militancia acató las instrucciones de sus líderes y no participó en un grosero acto electoral donde los candidatos, siquiera por un voto, eran todos “ganadores”. Por otra parte, los resultados del 21F, el principio del fin del mazismo, son más actuales que nunca. Un nuevo fantasma recorre estas tierras y los mazis —ciegos que no quieren oír— continúan con sus bravuconadas emperrados en imponer la elección permanente de un binomio ilegal y adicto al poder: ¡Bolivia dice NO! Vale.
El autor es economista y filósofo.
Columnas de GUSTAVO V. GARCÍA