Sociedades políticas modernas
En sociedades altamente complejas como la boliviana, la soberanía popular debe encontrar el camino de aplicación realista en la intervención efectiva de un conjunto de miembros que asisten, participan y deciden en conjunto. La historia siempre ha sido ingrata con la democracia, y es que la toma de decisiones ha estado invariablemente subyugada a la lógica corporativista.
Esto es, en síntesis y si hablamos con Habermas, elitismo democrático.
Pero lo que debe la sociedad en su conjunto buscar ahora no es la eliminación o la supresión del corporativismo político, ni una lucha de poderes que quieren superponerse el uno al otro, sino un paralelismo de dimensiones que, a la vez, estén entrelazadas. Una convivencia de fuerzas de poder. El sindicato y la federación deberán seguir canalizando los intereses de ciertas clases sociales y el partido político clásico deberá seguir vivo en la arena del sistema político. Pero a esa lógica política de intereses, disputas y demandas, deberá añadirse el interés ciudadano particular, que no está encasillado en ninguna de esa clase de organizaciones. De lo que se trata es de apuntalar sistemas de organización política cuyos poderes o gobiernos respeten las demandas que no están representadas en las corporaciones. Un agricultor, un minero no sindicalizado, un arquitecto no colegiado, un abogado no afiliado a ninguna institución, pues, también tienen demandas que el Gobierno debe escuchar.
Y así, ¿qué función verdaderamente significativa tendrían los parlamentarios, al ser ya la ciudadanía portavoz de su misma voz? El parlamentarismo seguirá teniendo una importancia capital. Es más, incluso adquirirá mayor jerarquía, ya que sus elementos deberán ser seleccionados de acuerdo con un criterio de méritos aún mayor, porque deberán ser aquéllos quienes hagan buenas leyes con base en las demandas del ciudadano.
Ésta es la única forma de canalizar y efectivizar las fuerzas que se están midiendo en el espectro político general de las sociedades políticas de nuestros días.
Lic. en Ciencias Políticas
Columnas de IGNACIO VERA DE RADA