Anti Jerjes
El indio —cualquier cosa que signifique este concepto— es “naturalmente” superior a todos en el “proceso de cambio”: García Linera dixit. Los nobles tienen “naturalmente” sangre azul. La cultura europea es “naturalmente” superior a otras culturas... Y, para simplificar un largo listado, el hombre siempre es “naturalmente” superior a la mujer. De acuerdo a una interpretación marxista, tales construcciones culturales, en tanto representaciones imaginarias o “reflejo” de la realidad, son establecidas y manipuladas por las clases o grupos dominantes que a través de un proceso de “naturalización” representan e imponen ideas que favorecen sus intereses, filias o fobias.
El término “naturalización” se refiere a conceptos construidos sobre la supuesta superioridad “natural” de ciertos estratos. El poder y el peligro de esas convenciones sociales derivan de que el resto de la gente tiende a creer que fueron establecidas por la naturaleza o algún designio “divino”. Napoleón fue uno de los que rompió ese esquema para establecer el mismo paradigma con otros actores. Si Clodoveo y sus descendientes eran reyes por la “gracia de Dios”, Napoleón se coronó emperador por “la voluntad de los franceses”. De acuerdo a Gugelberger y Kearney (Latin American Perspectives 18.3: 3–14), cualquier forma de dominación depende del grado de aceptación de tales ideas, ya que sin ellas no se puede distinguir a aquéllos que ejercen el poder de los que están sujetos a él.
Jerjes Justiniano, excandidato a la Gobernación de Santa Cruz por el MAS y exembajador boliviano en Brasil y marxista confeso, ha olvidado esos conceptos básicos o los practica muy bien escudado en la impunidad que otorga el poder. Y acaso por su avanzada edad, por su confianza y cariño a “sus” MASas, por exceso de agradecimiento como “Hijo predilecto” de Santa Cruz, por competir con las coplas de Evo a sus ministras o por querer transformarse en una bomba sexual para el carnaval, ha expresado su satisfacción y admiración morbosa por los actos públicos de acoso sexual del alcalde Percy Fernández. La lógica y la sintaxis pueden ser cualquier cosa en las expresiones del exembajador, pero su intencionalidad es clara. La mujer, de “objeto del deseo” que se intenta conquistar, ha sido trans(formada) en algo (no persona) que el macho de “éxito” y “coraje” puede agarrar impunemente cuando le dé la gana: “Los jóvenes de ahora lo ven a Percy y no están censurando el hecho que la bese a la pelada sin que le dé la gana o porque le dé la gana a él, y sin que la otra quiera, o la agarra, o cualquier cosa le hace, no se molesta, porque esa es la identidad de Percy; Percy es un camba, realmente, que nos representa a todos”. ¿A todos? En la práctica política mazista la manipulación impera por su ¡sinceridad! y porque está justificada por lo que es y no. Cuesta digerir que éste es el socialista que representó a Bolivia en el Brasil. ¿No ve, por lo menos, las noticias televisivas donde a diario se denuncia violencia sexual contra mujeres, especialmente niñas y adolescentes? ¡Carajo. Que feo es ser viejo verde!
Nicolás Gómez Dávila, un oscuro y olvidado aforista colombiano, previno sobre ese tipo de comportamiento: “Lo que el reaccionario [machirulo] dice no interesa nunca a nadie. Ni cuando lo dice, porque parece absurdo; ni al cabo de unos años, porque parece obvio”. Ese es el peligro futuro de tolerar expresiones ofensivas en el más puro estilo mazista —no socialista— que supuestamente representan a “todos”. Ni más ni menos. Vale.
Columnas de GUSTAVO V. GARCÍA