Las plagas de la ciudad
La gestión pública implica compromiso de la autoridad con la ciudad y con sus habitantes y su deber es atender los problemas y resolverlos adecuadamente, algo que está pendiente hace 14 años en la capital del departamento de Cochabamba.
Desde el año 2005, nuestra ciudad enfrenta una serie de problemas que no han sido resueltos apropiadamente, al contrario, se han ahondado como consecuencia de que el gobierno municipal ha sido parcelado entre algunos actores políticos que se dedican a lotear los espacios públicos destinados a peatones, cediendo a determinados grupos de comerciantes y transporte federado y libre.
Desde la recuperación de la democracia municipal en 1985 y hasta el año 2004, los alcaldes de turno se esforzaban por realizar un trabajo positivo haciendo respetar, esencialmente, las áreas destinadas al ciudadano, como aceras, plazas, avenidas, calles y otros, además de exigir que los transportistas respeten las paradas establecidas.
Empero, desde enero de 2005 y para complacer los intereses de grupos, los alcaldes han ido cediendo a las presiones de comerciantes y transportistas que, hoy por hoy, se han convertido en las plagas de la ciudad y de los habitantes del municipio, ya que las vías destinadas al ciudadano han sido ocupadas por negociantes de toda índole, que dejan la ciudad en condiciones lamentables de basura, y sumado a ello, los transportistas establecen sus paradas donde se les ocurre, incluso en plena intersección de calles, avenidas o en lugares prohibidos, a vista y paciencia de los miembros de la dirección de Tránsito y de la Guardia Municipal, generando caos vehicular y obligando a los peatones a cruzar de una vereda a otra en medio de los vetustos motorizados.
Queda claro que el servicio que presta el transporte federado y libre es pésimo, con vehículos casi en estado de chatarra que no solo contaminan, sino que no ofrecen las más mínimas condiciones de seguridad y limpieza, sin que autoridad municipal alguna haga el más mínimo esfuerzo para exigir que mejoren las condiciones, y esto se da porque las mandos responsables tienen compromisos e intereses propios con esos grupos corporativos que, de yapa, destruyen las vías públicas, para cuyo mantenimiento no aportan un solo centavo, pese a que circulan en toda la ciudad.
Quienes no tenemos otra alternativa que usar el pésimo servicio de transporte privado de pasajeros, sabemos de las incomodidades, particularmente, en los denominados taxi-trufis que tienen capacidad para seis pasajeros, pero los choferes transportan nueve y en los trufis, que tienen capacidad para 11 llevan hasta 16 pasajeros, es decir, los usuarios nos transportamos apretados en latas sucias y en calidad de sardina, algo que parece deleitar a las actuales autoridades municipales; entonces, concluyo que los comerciantes, transportistas y los administradores en suplencia temporal del gobierno autónomo municipal son las plagas de ciudad de Cochabamba, sin que exista una entidad estatal que defienda nuestros derechos.
En lo personal, hace 100 días propuse al Alcalde Suplente implementar un plan para crisis, en base al modelo de gestión edil de moderación y sentido común, entendiendo que su silencio se debe a razones político-partidarias, pero ese interés no puede ni debe estar por encima del bien común.
El autor es abogado.
Columnas de HENRY GONZALO RICO GARCÍA