Gran deuda con las mujeres
La mitad de la humanidad tiene una gran deuda con la otra mitad. Y no sólo le debe la vida, sino que le debe el hecho de que millones de mujeres han pospuesto su carrera profesional, sus logros académicos y aspiraciones, tan sólo porque se ha asumido que la mujer, por su carácter reproductivo, debe ser quien se quede en la casa al cuidado de su familia.
Y es allí donde subyace el problema porque, encima de todo, se perpetúa.
Las mamás que se quedan en casa es porque “deben” cuidar a los más pequeños. Luego están las abuelas que se transforman en niñeras para cuidar a los nietos o están las hermanas mayores a las que les dicen que cuiden a sus hermanitos. Y para las mamás que son cabeza de familia, el panorama es aún más desalentador, hacen de padre, madre y proveedoras de recursos.
Por eso y a puertas del Día del Trabajo, los hombres le deben mucho a las mujeres y no sólo piropos o frases optimistas del corte “eres una diosa, madre, enfermera, consejera, chofer” y otras linduras más que no sirven para nada excepto para recordar, injustamente, que el trabajo familiar que desarrolla una mujer no está reconocido ni remunerado.
No se trata de establecer una guerra de hombres contra mujeres, sino de equilibrar el trabajo, tanto el de dentro del hogar como el de fuera, haciendo de la corresponsabilidad una fortaleza familiar.
Si se reconociera, tal como se ha establecido en algunos países como Uruguay o Chile, el aporte de este trabajo al PIB sería del 30%, y en Bolivia, de acuerdo a algunas investigaciones llegaría a un 25%.
La ONG Ciudadanía indica que en el país se reconoce oficialmente este trabajo del cuidado. El artículo 338 de nuestra Constitución dice que el Estado debe valorar el trabajo de cuidado en el hogar como una fuente de riqueza y debe cuantificarlo además hasta en las cuentas públicas. Es la llamada economía del cuidado, pero, lastimosamente, hasta el momento no se ha realizado esta cuantificación.
Cochabamba es pionera al avanzar en este tema puesto que tiene una Ley de Corresponsabilidad en el Trabajo del Cuidado no Remunerado para la Igualdad de Oportunidades. Con esta norma se pretende que los varones compartan las tareas del hogar y el cuidado de los niños. Además, se prevé que la Alcaldía también apoye con centros de cuidado para que las mujeres puedan capacitarse, trabajar y superarse profesionalmente.
No se trata de establecer una guerra de hombres contra mujeres, sino de equilibrar el trabajo, tanto el de dentro del hogar como el de fuera, haciendo de la corresponsabilidad una fortaleza familiar, sin llegar a pensar que es “obligación” de una mujer quedarse en el hogar y hacerse cargo de millones de tareas. Es imprescindible comprender que el trabajo de una mujer, dentro y fuera de casa, es absolutamente valioso.
La autora es máster en comunicación social y periodista.
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