Tu boquita de achachairú
Ignominioso, vulgar y sin ninguna cordura social. “Una cunumi” (canción del grupo Made in Jueves) ha hecho gala de la imbecilidad de una sociedad que sólo reacciona cuando se le tocan los pelos y no antes.
Por muchos años venimos escuchando canciones que abusan de la mujer que incentivan al odio machista y que ultrajan a las mujeres como género y como seres humanos.
Como sociedad somos cómplices de estas cosas hace muchos, muchos años. La verdad es que la letra de la canción no sólo es desagradable, es que, además, tiene toda la característica de una canción que quiere humillar a la mujer.
La mujer que es decidida es criticada, la servil es criticada, la valiente es criticada, la rencorosa es criticada, la virtuosa es pechoña, la libre es brutalmente criticada. Los adjetivos sobran para las mujeres.
Y ellos siempre libres de culpa. La manada, las violaciones en grupo, los abusos, son parte de cada día de las mujeres que no pueden manifestarse públicamente puesto que eso, les donará adjetivos tan elocuentes como los de la letra de “Una cunumi”.
No es bueno manifestarse en frente de la Catedral, es imperioso manifestarse frente a todas las oficinas de defensa de los derechos humanos y de la defensa de la mujer. La iglesia no es el lugar para dar ninguna orientación mientras ellos mismos no limpien su patio trasero.
Quienes son los responsables de lo que hay de abuso son las autoridades. Ellas son las que, libres de prejuicios demanden juicios a los sin razón.
La canción “Una cunumi” sigue la saga de los reguetón, no sólo viola la humanidad de la mujer, sino aprueba la violencia como parte de una estructura social aceptable.
No tenemos que ser moralistas, tenemos que ser racionales, fuertemente racionales. La moral social no está en juego, lo que se juega es el respeto a la humanidad igual de la mujer y el hombre.
Es imprescindible que anotemos que la sociedad está atacando a la mujer, más que antes, y lo hace porque la mujer ha lanzado la defensa de sus derechos.
La defensa de la integridad de las mujeres pasa por el filtro seguro y certero de que son iguales a los hombres y no debe haber ningún rastro que las pobres están siendo molestadas por una canción. Están siendo molestadas por una sociedad que se ha dado el gusto de dejarlas de lado.
Una sociedad que justifica el día de la madre por lo sacrificada y no porque tiene que luchar para recibir recompensa justa por el abandono del macho. Una sociedad que ahora sale a la palestra por unas malas palabras y actitudes, cuando en general se sigue justificando la violencia contra la mujer.
Basta ya de eso pero dentro de los marcos de una educación igualitaria que va desde la libertad de vestir pantalones y zapatos hasta igualar sus ambiciones y deseos.
Dejemos de ser esa sociedad hipócrita que grita cuando dicen, culo y no se resiente cuando violan o pegan. Un magistrado ha sido acusado de violencia y han tenido que pasar meses hasta que se le obligue, nótese, se le obligue a renunciar, cuando la verdad la sanción debe ser asistir a cursos de igualdad y servir a la comunidad como castigo pleno.
La cunumi dirá en sus adentros “yo quiero castrarte a uña, por machito, imbécil”.
El autor es economista.
Columnas de CARLOS F. TORANZOS