Desengaño ocasionado por perfidia
Según el artículo 11 de la Constitución Política del Estado, la República de Bolivia adopta para su gobierno la forma democrática representativa. La consternación que causó la alteración de ese régimen fue sustituida por alivio cuando el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, declaró que el propósito de reelección de los actuales gobernantes con infracción de las reglas constitucionales del país es contrario al sistema democrático.
En atención a que el propósito esencial de ese organismo es promover y consolidar la democracia representativa, la indicada declaración dio a entender que se había constatado la ruptura del orden democrático en nuestro país y que, en consecuencia, en cumplimiento de la obligación que al Secretario General impone el artículo 110 de la Carta de la OEA suscrita en Managua el año 1993, informó acerca de esa realidad a la Asamblea General a objeto de que se inicien las gestiones diplomáticas destinadas al retorno de la legalidad.
Al respecto, de conformidad a lo establecido en la Carta Democrática Interamericana suscrita en la Vigésima Reunión Extraordinaria de la OEA en Lima en septiembre de 2001, si las gestiones diplomáticas efectuadas a ese propósito resultan infructuosas, se suspende de sus derechos de participación en ese organismo al gobierno del Estado en que se haya producido la alteración o ruptura del ejercicio efectivo de la democracia representativa.
Se supuso que la visita del Secretario General de la OEA al Presidente de la República tuvo origen en la decisión de efectuar las imprescindibles gestiones diplomáticas de referencia, con ánimo de contribuir a la restauración del sistema democrático.
Ante indignación general, contrariando su rol de veedor de las instituciones democráticas en los Estados Americanos, incurrió en el abominable acto de perfidia que es traición o quebrantamiento de la fe empeñada, olvidando que quien ejerce la función de Secretario General de la OEA es responsable de sus actos ante la Asamblea General.
El autor es abogado
Columnas de JOSÉ LUIS BAPTISTA MORALES