El silencio cómplice… y niños sin hospital
Como si las irregularidades que se han destapado no fueran suficientes para investigar lo sucedido con el nuevo Hospital del Niño y reencaminar su construcción, ahora se impone un silencio cómplice.
Han pasado nueve años desde que la construcción, en el complejo Viedma, quedó paralizada, sin que nadie haya logrado recuperar los 6 millones que se presupuestaron para esta obra.
La primera fase (obra gruesa) se ejecutó en la gestión de Gonzalo Terceros y la segunda (obra fina) en la de Edwin Castellanos, pero se canceló porque comenzaron a detectarse las primeras deformaciones en el edificio de dos bloques.
La evaluación técnica de la consultora Conan, en 2015, estableció que el bloque “A” (para la atención médica) no cumplía con los requisitos de seguridad exigidos y recomendó la demolición del helipuerto que se construyó sin estar planificado. En tanto el “B” (área administrativa) podía readecuarse.
Ni la Gobernación ni la Alcaldía se han puesto de acuerdo sobre quién (ni cómo y cuándo) se hará cargo de la refuncionalización o demolición. La municipalidad indica que los hospitales de tercer nivel son tuición de la Gobernación y ésta señala que no puede recibir una obra en mal estado.
Aún no se conocen los resultados de la investigación del Ministerio Público, y tampoco si se abrirá juicio contra exalcalde y otros involucrados.
El deterioro del edificio en obra gruesa es cada vez más visible, como también la basura y la maleza que rodea la construcción. Sin embargo, se impone un silencio cómplice en quienes deben fiscalizar e investigar. Ha pasado tanto tiempo que también el ciudadano que se topa con la edificación pasa de largo, ya no parece indignarse ni detenerse a pensar cuánta falta hace este servicio. Mientras tanto, los niños siguen sin hospital.
Macroeditora Metropolitana
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