Huele a podrido
Ayer la cifra de feminicidios en el país subió a 70, también subió a 70 la cifra de niños que quedan en la orfandad, en siete meses de lo que va del año. En el feminicidio contado como el número 70, el principal sospechoso se abstuvo de hablar sobre el hecho, tiene derecho a no hablar. Ella ya está callada. Alguien la calló, le quitó todos sus derechos, la convirtió en una víctima, la convirtió en la “70”.
Entre los últimos casos registrados está el de una joven de 19 años encontrada en un botadero en Oruro. También el de una adolescente de 17 años de Ivirgarzama, se sospecha que dos adolescentes la asesinaron. Mientras que una mujer de 34 años en Potosí fue asesinada por su pareja.
No hay un patrón claro de edades ni condiciones culturales, tampoco de clase social; el patrón es la violencia. Estamos podridos en violencia.
Y ahora… ¿a quién se puede acudir?, ¿a la Policía que abusa, prostituye y extorsiona a niñas de 13 años?
No olvidemos que es la misma institución que en 2015 albergaba a cinco policías de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP) que violaron una joven con trastorno psicótico, en lo que se denominó el caso Minerva, pero los casos de policías involucrados en casos de violencia son demasiados. Si vivimos en un país en el que debemos protegernos de las “autoridades”, entonces ¿cómo se frena la violencia?
Editora de OH! y Lecturas de Los Tiempos
Columnas de CLAUDIA EID ASBÚN