Evo es la piedra en el camino
Notable interés de Los Tiempos cuando ofrece cifras contundentes en su investigación Megaobras, las que no pueden ser desmentidas y resultan siendo la confirmación de un difundido criterio. La crónica escrita por Jessica Vargas muestra obras deportivas por un lado y educacionales por otro. Las primeras con 130 canchitas y tinglados metálicos, en el segundo unidades escolares y baterías de baños.
La lectura de la investigación deja ver que el programa “Bolivia cambia, Evo cumple” está plagado de fallas como ser: megaproyectos de mercados con 500 puestos de venta, de los que sólo 10 están ocupados y los casos se repiten en Cochabamba, Tarija, Sucre, El Alto donde el gran constructor es UPRE (unidad de proyectos especiales) que administra mediante “licitaciones directas” una curiosa modalidad de adjudicar megaobras a sola firma sin intervención de los controles de ley como Contraloría, fiscalías, inspecciones diversas y hasta legisladores que muy poco pueden hacer ante el hermetismo con que se manejan “estos negocios del Estado”.
Los investigadores de Los Tiempos recorrieron todo el país, visitaron innumerables obras, sin duda entrevistaron a los actores de las “megaobras” adjudicatarios, propietarios (tratándose de financiamientos compartidos) como ser gobernaciones o alcaldías. Muchas obras si bien concluidas aunque no equipadas totalmente muestran deterioro y ninguna utilización. “Son los porteros los únicos responsables” en todo caso hacen lo que pueden a veces sin recursos. De muchas obras no se conoce a “los propietarios” que tratándose de instituciones son políticos “que tienen mucho que hacer”. Otras obras no pasaron de la inauguración, algún megaproyecto como el estadio “Hugo Chávez” de Chimoré, de cuantiosa inversión, muestra maleza por doquier.
De modo que “los propagandistas del masismo que alaban las inversiones” tendrían que callar ante ese asombroso informe. Tantas obras, tanta plata invertida, con tan escasa utilidad y cero de rentabilidad. Caso típico caso es Quillacollo con al menos nueve megaobras paralizadas, de fácil comprobación por su vecindad con la Llajta.
Resulta entonces que Evo, lejos de ser “el gran ejecutor” de los megaproyectos, se ha convertido en la piedra del camino que impide el auténtico desarrollo que se podría haber dado si acaso se hubiese convocado a una efectiva participación popular, al estilo de las cooperativas de ahorro y crédito, o las de consumo y servicios que, con pocas excepciones, están dando sus frutos en provecho de sus asociados, citamos a Coboce que no ha dejado de crecer y de repartir beneficios después de cada periodo anual. Esa piedra tiene que ser quitada del camino para evitar su obstrucción.
El autor es periodista
mauricio.aira@comhem.se
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