Bolivia en el escenario político continental
El próximo jueves, en Caracas, se inaugurará la XXV edición del Foro de San Pablo. Según los organizadores, se prevé que en el encuentro participarán al menos 700 delegados representantes de unas 120 organizaciones y partidos de izquierda de Latinoamérica, África, Asia y Europa.
El tema central de las deliberaciones será la crisis venezolana, el proceso de negociaciones que está desarrollándose entre el gobierno de Nicolás Maduro y las fuerzas opositoras y las diferentes corrientes de la presión internacional representadas principalmente, en su ala radical por el gobierno de Donald Trump, secundado por Colombia y Brasil, y por la más moderada encabezada por la Unión Europea, México, Uruguay y otros países latinoamericanos.
Nicaragua, cuya crisis tiene muchas similitudes con la venezolana, será también tema central de los debates.
Como telón de fondo estará, como en las dos versiones anteriores del encuentro, el enorme retroceso sufrido por las fuerzas de izquierda en Latinoamérica durante los últimos años y, su contraparte, el avance de las más extremas corrientes de la derecha, cuyos máximos exponentes en nuestra región son los regímenes encabezados por Iván Duque en Colombia y Jair Bolsonaro en Brasil.
El caso de Bolivia, por razones diametralmente opuestas, será también objeto de especial atención. Es que en medio de un mar de fracasos, el “proceso de cambio” encabezado por Evo Morales desde hace 14 años aparece como una excepción. México también, pero con menos valor simbólico.
De lo importante que es ese dato están muy conscientes los principales protagonistas de las pugnas políticas que están en pleno proceso de desarrollo a escala continental. Así lo puesto en evidencia Jair Bolsonaro quien durante los últimos días ha dedicado elocuentes mensajes a Evo Morales.
En síntesis, y sin dejar mucho margen a las lecturas entre líneas, Bolsonaro ha conminado al presidente boliviano a elegir entre dos caminos. O persevera en su alineamiento con el régimen chavista o despeja el camino hacia la incorporación de Bolivia al Mercosur.
En términos muy condescendientes, el presidente brasileño ha elogiado lo que, desde su punto de vista, son “buenas señales” que habría dado Morales sobre una supuesta intención de apartarse de sus “aliados ideológicos tradicionales”.
Es enorme el dilema que con esas palabras se ha puesto a Evo Morales, el gobierno que encabeza y a sus proyecciones hacia el futuro inmediato. Habrá que estar pendientesde lo que ocurra en Caracas los próximos días.