Sindicatos de maleantes
“Comerciantes avanzan en 13 puntos de la ciudad y la alcaldía no contiene”. “Los narcos varían rubros para lavar dinero; ahora compran acciones”. “Cinco sindicatos de Sacaba dominan rutas hace 80 años”, son los titulares que emiten los periódicos y hacen nuestro diario vivir. Esos son los grandes sindicatos. Aquellos que tienen bajo su dominio a la sociedad boliviana y la ponen de rodillas con sus triquiñuelas y negociados.
Están también otros sindicatos, de lo más variados. Unos son “Los Ignorantes poda-mata árboles”, otros son los “Colocadores de obstáculos privados para impedir el parqueo”, además de “Vecinos arma jodas nocturnas”, los “Boliches me vale un pito el descanso del vecindario”, y los “Aguateros contaminadores”, entre otros que pueblan la fauna más variopinta de maleantes asociados que han decidido tirar por tierra cualquier intento de buena vecindad en Cochabamba y otras ciudades bolivianas.
Todos ellos confabulan para lograr un único resultado: todo a su favor y todo en contra del ciudadano común. Quienes podan árboles lo hacen a título de que las hojas ensucian, cuando en realidad éstas cumplen la función de proteger a la tierra frente a las heladas. Quienes colocan sillas para impedir el estacionamiento es porque quieren despejado el horrible acceso a sus tiendas o peluquerías. Quienes arman jodas y ponen la música a todo volumen quieren dejar de escuchar a sus conciencias y quienes venden agua a condominios y edificios quieren ganancias prontas y no invertir en un buen ajuste del motor, porque ese tema provoca una merma.
La impotencia es inmensa. Y muchos nos preguntamos para qué elegir a nuevas autoridades que prometen poner un alto a esta situación si al final éstas tendrán que negociar con estos sindicatos de maleantes.
¿Quién gobierna realmente? ¿Vale la pena votar? El dinero soborna a la Policía, a los funcionarios municipales que se rinden con los perdonazos, y ni siquiera autoridades nacionales pueden poner fin al narcotráfico.
El modelo económico actual, que ha sido llamado capitalismo andino extractivista es el que permite estos desmanes. Reina don dinero, poderoso caballero. Si no cambian las estructuras de la mente humana, terminaremos siempre por crear una y otra vez el mismo mundo con sus mismos males y la misma disfunción.
Urge entonces una transformación y ésta empieza por poner un alto al exitismo económico, la supremacía tecnológica, la confusión entre valor y precio.
Comencemos por construir un paradigma que una a la economía, la ética y la ecología, para la recuperación de una sociedad más amable y afable.
La autora es máster en comunicación social y periodista
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER