El pueblo elige, no debate
Convocadas que fueron las elecciones nacionales para el 20 de octubre venidero, como es natural comenzaron las campañas electorales de las distintas candidaturas. En esta contienda, uno de los candidatos, Carlos Mesa de la denominada Comunidad Ciudadana, públicamente desafío al candidato oficialista Evo Morales a un debate para que en él muestren sus propuestas; la respuesta al desafío fue inmediata cuando el candidato Morales dijo: “Yo debato con el pueblo”. Esta posición fue respaldada por los áulicos del Presidente, reafirmando la respuesta y negativa diciendo: “El Presidente solo debate con el pueblo”. Ciertamente muy hábil la salida o respuesta; porque antepone al retador un óbice mayúsculo: El pueblo, ante el que Carlos Mesa resulta minúsculo. Un enano al lado de la masa “pueblo”. Al respecto, Paul Lazarsfeld escribió la obra El Pueblo Elige y en forma general refiere que: “La elección presidencial implica una campaña con un torrente de propaganda política, en la que se idean estrategias envolventes, tácticas ingeniosas con la intención de ganar la voluntad del pueblo que es el que elige”.
Ciertamente, toda elección, de cualquier naturaleza, es una contienda en la que el espectador elector tiene la facultad de escoger a quien más le guste o le interese. Así, en un concurso de belleza las concursantes muestran a los jurados sus mejores cualidades y/o atributos y ellos eligen según su albedrío a la que consideran la mejor. De la misma manera, en una elección para gobernantes de un país los candidatos entran en una contienda en la que cada uno muestra su programa de gobierno y propuestas al pueblo mediante nutridas propagandas de toda índole y clase; y en la mayoría de los casos en debates, foros y coloquios con los otros contendientes, pretendiendo sacar la mayor ventaja en cada presentación.
Pero… ¿a quiénes muestran todo ello? Se supone que a los electores que hacen de jurado y es el que al final los califica con su voto. En el caso de una elección nacional para elegir al presidente y vicepresidente, como la que se viene en octubre el pueblo es el facultado para escoger, para elegir entre todos los candidatos con su voto que es secreto y, a su albedrío, al que mejor le parezca. En cualesquiera competencia, concurso o contienda, los electores o jurados no debaten, puesto que no están en el concurso o contienda electoral. Los que tienen que debatir ante sus electores son los concursantes o candidatos; consecuentemente Morales Ayma, al decir precipitadamente “ yo solo debato con el pueblo” se equivocó rotundamente, pues no puede debatir con su elector o jurado. Es como si en un encuentro de box uno de los boxeadores se agarrara a puñetes con el árbitro.
El Diccionario Español define el debate como una controversia sobre una cosa. Debatir es discutir, combatir, altercado, lucha, consecuentemente. Lo peor que le puede suceder a un político es precisamente debatir con su pueblo, hecho que a nadie le deseo, porque el que lo haga estaría condenado irremediablemente a sucumbir.
Ahora bien, lo que puede decir un político es “ yo sólo dialogo con el pueblo”. Dialogar en español es conversar entre dos personas; pero nuestro presidente ante el desafío disparó el exabrupto de “yo solo debato con el pueblo”; o sea que, con sus opositores dialoga y con el pueblo debate, combate, lucha, que es lo que significa la palabra; demostrando ser como aquel mal cazador que viendo a la presa dispara y después apunta.
El autor es escritor y abogado
Columnas de RAFAEL G. JULIO QUIROGA