Medio ambiente: oportunidad de gestión para las gobernaciones
Uno de los temas importantes para los gobiernos departamentales es la generación de recursos económicos propios, en el marco de la autonomía vigente en el país. Lo anterior ha sido muy poco trabajado en los últimos años y como consecuencia de gestiones con limitaciones de distinta naturaleza (por no decir poco innovadoras y creativas), las gobernaciones siguen dependiendo en gran medida de los recursos económicos que pueda distribuir el nivel central del Estado.
De acuerdo con la Ley N°154, las gobernaciones tienen la posibilidad de crear impuestos sobre la afectación al medio ambiente, pero hasta la fecha no se conocen propuestas al respecto. Sin embargo, la mencionada norma nos permite repensar la política pública.
Una de las oportunidades que tienen algunas gobernaciones se origina en el metano. ¿Qué es metano?, comencemos señalando que el metano es un gas incoloro, inflamable y no tóxico; se considera un gas de efecto invernadero relativamente potente que contribuye al calentamiento global del planeta, ya que tiene un potencial de calentamiento superior al dióxido de carbono. Un dato importante es que este gas contribuye con un 15% del total del calentamiento global a nivel mundial.
Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), la ganadería es responsable de más emisiones de gases de efecto invernadero que la mayoría de las otras formas de producir alimentos. Las emisiones son causadas por la producción de alimento, la fermentación entérica, los desechos de animales y el cambio en el uso de la tierra. Así también, existen estudios que señalan que una vaca contamina 18% más que un vehículo promedio.
Lo anterior puede encararse mediante los impuestos ambientales, que gravan a los hechos o acciones que tienen un impacto negativo, comprobado y específico sobre el medio ambiente. Este tipo de impuesto, por su naturaleza, se vincula con el uso del recurso que se genera, es decir, los ingresos percibidos se utilizan con preponderancia para ese fin específico; sin embargo, no quiere decir que sean limitativos. Este instrumento económico, que ya está en uso en varios países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), puede contribuir a corregir algunas imperfecciones del mercado, razón por la cual es importante que sean utilizados correctamente y no sean postergados. En los Departamentos ganaderos como Beni y Santa Cruz, existen posibilidades de establecer este modelo de impuesto ambiental, toda vez que cuentan con aproximadamente 30% y 44% del total de ganado bovino a nivel nacional.
Ahora bien, ¿Qué otras acciones pueden llevar a cabo las gobernaciones para generar recursos propios? ¿Y para cuidar el medio ambiente? El debate sigue abierto, ya es tiempo de prestarle la atención que merece.
El autor es economista
Columnas de MAURICIO ROCABADO ROCABADO