En plato y cuchara de palo
Cuando multitudes en La Paz, El Alto, Santa Cruz, en otras capitales de departamento salen a las calles, se dieron cita en sus plazas principales y protestaron en forma simultánea y espontánea en contra de Evo y sus actitudes en relación al colosal incendio en la Chiquitanía y exigieron declaratoria de catástrofe nacional y ayuda del exterior, el Jefe de Estado, sale por peteneras y responde, denigra, humilla a esos miles de ciudadanos, “son antiecológicos, buscan comida chatarra” y añade como paradigma: “hacer como yo, lagua de maíz, en plato con cuchara de palo” o sea toda la problemática de los incendio y su enorme repercusión, la reduce a dos frases.
Recuerda la actitud infantil de niños peleando entre sí “no soy como tú, yo soy mejor” mientras los problemas se mantienen latentes como la pausa ecológica anunciada por el Gobierno y reclamada por el pueblo, y la mayor ayuda para extinguir los incendios, aunque todo señala que tardará decenios, quizá siglos en reponer la naturaleza todo lo destruído por el fuego mortal en la Chiquitania.
Aunque no se pueda precisar cuándo y cómo empezó el fuego a devorar los montes, nadie puede ignorar que tiene origen en un DS autorizando la tala y el chaqueo de árboles en la propiedad rural. Los masistas están convencidos de que el chaqueo mejora la producción de la tierra, convencidos de ampliar el horizonte agrario al disponer de tierras para los pastizales que permitirán ampliar los hatos de reses que darán la carne comprometida a China sin límite alguno.
Amalia Pando siempre sagaz e inventiva, lo ha descrito en pocas palabras. China no importaba carne, hoy lo hace de Bolivia y Uruguay. Bolivia adeuda a China ingentes sumas que serán amortizadas, entre otros maneras, con la venta de su carne, por tanto qué mejor, aprovechar la selva hoy destrozada para la producción exportable a la más grande población mundial, ahíta de mejorar su precario menú sin carne de res hasta antes de ahora.
A la par que admiramos la reacción de los ciudadanos que impondrán a Evo y García “su voto castigo”, lamentamos el mal uso de las redes. Adolescentes se llenan la boca de insultos y ofensas cuando bien podrían exponer argumentos incontrastables. Tolerable y admisible el cabreo de Carlos Valverde, inadmisible el léxico putrefacto de unas pocas mujeres y jóvenes que rayan en el ridículo tratando de imitar al camba, que tiene sobrados motivos para despotricar. Son los ecos de la mayor e inconmensurable crisis ambiental de nuestra historia.
El autor es periodista
mauricio.aira@comhem.se
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