F*ck News
“F*ck News, dícese de aquellas noticias tan horribles, que ojalá fuesen fake news (noticias falsas), lastimosamente la verdad supera a la ficción y las leemos diariamente”, dice el director de la agencia de marketing digital, BitHumano, Marcelo Durán.
A él y a ustedes amables lectores les muestro tres. La primera dice “Gobierno instalará planta de propileno y polipropileno”, es decir de plásticos, y uno se pregunta: mientras el mundo no quiere más plástico, ¿sólo a Bolivia se le ocurre nadar a contracorriente e instalar una fábrica de esta naturaleza?
Otra noticia señala: “Incendios no afectaron sitios patrimoniales ni turísticos en la Chiquitania: Alanoca”, repitiendo la frase de la autoridad ministerial, cuando, en muchos videos y testimonios se puede observar cómo la Chiquitania ha perdido, para siempre, su patrimonio turístico vegetal y cultural.
Otro titular decía: “Evo justifica cargos de familiares de la diputada Valeria Silva en el Gobierno: Todos tienen derecho al trabajo”, cuando al menos seis autoridades del oficialismo han sido denunciadas por el presunto uso sus puestos de poder para poner a familiares en cargos públicos.
La lista podría ser interminable y llenarnos de cólera y rencor.
Sin embargo propongo otra categoría de noticias. Las good news (buenas noticias), que sí están en los medios de comunicación. Un tanto ocultas, pero están ahí, listas para ser conocidas.
La mayoría de ellas se refiere a los triunfos de los deportistas bolivianos en competencias en el exterior. Un último caso es el de Antonio Siles quien ganó una medalla de plata en el Panamericano de Esgrima. Otra es la de la ajedrecista tarijeña Nicole Mollo que es la americana mejor ubicada en el Mundial de este deporte.
Algunas más se refieren a la Cosecha Azul que impulsa “siembra” y “cosecha” de agua en el Tunari o el de la Abuela Grillo, un ser mítico del oriente de Bolivia al que se le atribuye la facultad de crear lluvias, y que ahora se ha transformado en el símbolo de una iniciativa solidaria de ilustradores del país con los voluntarios que combaten el fuego y los animales amenazados por los incendios en la Chiquitania.
Si bien no son las más habituales, habría que difundirlas con la misma celeridad con la que difundimos las otras. Las malas, las absurdas, las que se caen de ridículas. Así, al menos por unos momentos, podríamos darnos cuenta que no todo está mal, que no todo es una catástrofe. .
La autora es magíster en comunicación empresarial y periodista
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER