La hipocresía del día nacional del peatón
Los bolivianos tenemos un día al año en que el país paraliza su actividad para reducir la contaminación y fomentar el ejercicio. Los otros 364 días hacemos exactamente lo contrario: le pedimos al Gobierno que subvencione con nuestros impuestos el precio de la gasolina y el diésel, fomentando directamente su uso. Las alcaldías vierten la basura en los ríos, que además reciben las cloacas de pueblos y ciudades de todo el país que no tienen sistemas suficientes de tratamiento de aguas residuales. Y ya mejor ni hablemos de las millones de hectáreas de bosque que se queman para convertirse en pastizales para exportar carne o en cultivos de soya o caña transgénica para biocombustibles, en nombre de la soberanía alimentaria.
Tampoco existen, al menos que yo conozca, muchas acciones que promuevan estilos de vida sana y consciente, tanto sobre los efectos nocivos de la comida chatarra como sobre el ciclo productivo del que provienen nuestros alimentos. Mucho menos programas de promoción del ejercicio como parte de un estilo de vida saludable ni del uso de la bicicleta o de la caminata como medios de transporte.
La concientización sobre el medio ambiente y la promoción de estilos de vida saludables pueden hacerse por medio de políticas locales, que construyan infraestructura para ciclistas y espacios públicos de esparcimiento. Incluso organizando “días del peatón” municipales, con cierre zonificado y planificado de vías para el aprovechamiento a escala humana de la infraestructura construida a escala de vehículos. Pero paralizar el país entero y hacer un show al respecto es nada más una hipocresía que ayuda poco al medio ambiente pero que aligera las conciencias de muchos.
Ciclista y sociólogo
Columnas de DANIEL E. MORENO MORALES