Efectos de los incendios y propuestas alternativas
No se trata de seguir ampliando la frontera agropecuaria sino, más bien, de mejorar los procesos de producción aumentando la productividad de manera sostenible y eficiente.
Una alternativa son los sistemas agroforestales (SAF). Éstos generan múltiples beneficios: a) en el ámbito económico los SAF presentan un rendimiento económico muy alto, con una estimación de 55.000 bolivianos de ingresos generados en los primeros 10 años de producción, en una parcela de una hectárea. Estos ingresos son superiores a otras alternativas ampliamente promovidas, como la ganadería vacuna y la producción de arroz que típicamente generan entre el 20 a 30% de ese monto, por hectárea en el mismo lapso; b) En lo ambiental, los SAF en promedio almacenan hasta 127,4 toneladas de carbono por hectárea según el contexto y edades de las parcelas.
De manera anual un SAF captura en promedio 16,5 toneladas de carbono por hectárea al año y tienen un potencial muy alto para mecanismos de mitigación del cambio climático y conservación de la biodiversidad; c) en lo social contribuyen fuertemente al bienestar personal de las familias que los implementan, quienes destacan que los SAF les han permitido obtener autonomía e independencia, además, éstos generan fuentes propias de empleos y mejoran sus medios de vida, lo que les permite generar estrategias para construir un modo de vida digno (Vos et al., 2015).
Otra alternativa es la ganadería semiintensiva que en lo económico-productivo, utilizando menos tierra para la producción, genera beneficios atractivos en relación a una ganadería tradicional extensiva. Ureña y Villagra (2016) demostraron que incrementando biomasa forrajera y silvopasturas en sistemas semi intensivos, se incrementa la natalidad de ganado bovino de 50 al 80% y se disminuye la mortalidad en terneros de un 10 a un 5%. Asimismo, se ha logrado obtener animales con mayor, peso en menos tiempo (pasaron de 4,5 años a 3 años para alcanzar animales de 400 kg). Peralta-Rivero y Cuellar (2018) demuestran que un sistema de manejo ganadero semi-intensivo de cinco años, con aproximadamente 500 hectáreas con hasta 200 cabezas de ganado, genera más del doble de ingresos económicos anuales –de hasta Bs. 83.184– que un sistema extensivo con características similares.
En el aspecto social, la ganadería semi-intensiva genera bienestar en las familias, pero sobre todo empleos y contribuye a satisfacer las necesidades básicas. Cuando se trata de una ganadería comunitaria, la organización de productores es alta y les permite superar dificultades y aprovechar mejor sus potencialidades para la consolidación de sus sistemas ganaderos. También ayuda a miles de familias a incrementar su capital humano y consolidar su territorio bajo un enfoque responsable del manejo, aprovechamiento y conservación de sus recursos naturales bajo la lógica de gestión territorial (Peralta-Rivero y Cuellar, 2018; Ureña y Villagra, 2016). En el ámbito ambiental, un hato ganadero bajo manejo semi-intensivo emite hasta 50% menos emisiones de metano por mejor alimentación y aprovechamiento de los recursos en el sistema productivo, pero también, por la práctica de rotación de mangas, clausura de montes y manejo del hato lo que evita emisiones de hasta 19,39 Tn C/ha en diferentes reservorios del sistema en relación a un sistema de manejo de ganadería extensiva. También, contribuye a la regeneración natural de la vegetación, clave para el sustento del sistema productivo, yreduce la carga animal considerablemente de 14 a 5 hectáreas por unidad animal, e inclusive, hasta una hectárea cuando se implementan silvopasturas, además que reduce considerablemente la compactación de los suelos, clave para el equilibrio ecológico del sistema (Peralta-Rivero y Cuellar, 2018; Ureña y Villagra, 2016), y ha demostrado ser más sostenible y resiliente a los efectos adversos del cambio climático (Torrico et al. 2017).
Otro modelo a implementarse puede ser la agricultura bajo riego que ha demostrado que los ingresos familiares de productores pueden llegar a una suma entre 5.600 y 9.000 bolivianos mensuales cuando existen mercados establecidos para los productos, pero va a depender mucho del contexto productivo (Zegada y Araujo, 2018). El riego también contribuye a un mejor manejo del agua, cambia el paisaje rural, aumenta la vegetación, la diversificación productiva, además, con innovaciones tecnológicas reduce el esfuerzo y tiempo en la producción, trayendo consigo beneficios socioambientales para las familias.
Finalmente, no basta solo con proponer modelos alternativos sin que haya la voluntad y empoderamiento: desde quienes promueven las políticas de desarrollo productivo en el país, hasta quienes reciben el apoyo para implementación de modelos de desarrollo. Será fundamental avanzar con base a los aprendizajes de varios años de trabajo en el sector agropecuario y forestal, y que este suceso de los incendios no se lo considere ocasional y que, en realidad, la pausa ecológica sea verdadera y respetada. Si no se toman medidas al respecto, me pregunto, ¿qué sigue después de los incendios? ¿será acaso la hora de los cambios de los Planes de Uso de Suelos (PLUS) de los departamentos de tierras bajas? ¿será posible que conozcamos los fundamentos técnicos, científicos, socioambientales y políticos para el cambio de los PLUS?
Las autoridades nacionales relacionadas al control y fiscalización de los bosques, de tierras, así como de los recursos naturales y cambios climáticos en Bolivia, deberán ser propositivos y coherentes con sus propuestas de desarrollo según la región y las propuestas que deben ser construidas de manera inclusiva con los diferentes sectores de la sociedad civil del país, quienes deben ejercer un control social permanente a las políticas de desarrollo puesto que tienen impactos directos sobre todos los bolivianos, puesto que a raíz de los incendios, ha quedado claro que los sistemas de control y sobre todo de prevención de estos eventos en los municipios, gobernaciones y otras autoridades del Estado no son eficientes ni suficientes.
El autor es investigador CIPCA
Lea el artículo completo en: Avanza la frontera agropecuaria en la Chiquitania, Amazonía y Chaco de Bolivia: efectos de los incendios y propuestas alternativas
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