¡Soy el bosque de la Chiquitanía!
¿Les parece extraño que les hable verdad?, mucho más si es para expresarles mi dolor. No lloren por mí, no han logrado calcinarme, menos desaparecerme. No lograrán su objetivo, ¿saben por qué? Soy mucho más vigoroso que los que me han provocado esta herida de muerte, incluso más fuerte que todos ustedes juntos.
Mis raíces son muy profundas y gracias a ellas he perdurado en tiempo y espacio a adversidades naturales de diferente tipo y envergadura; hasta que llegaron ustedes, cargados de egocentrismo y vanidad; me pregunto si tienen escrúpulos cuando se trata de dañar a sus semejantes.
Me consuela entender que me distingo de ustedes. Les aseguro que tengo respeto por la vida, soy parte de la biodiversidad que ustedes destruyen. Lo único que les pido es que, frenen sus instintos salvajes de devastar todo lo que encuentran a su paso.
El fuego se ha tragado mucho de mí, tengo dolor, heridas que sangran; y me duele ver calcinados a muchos de los que cohabitaban conmigo. Les pedí que huyeran cuando percibí el peligro, pero las llamaradas de fuego, fueron más rápidas que ellos. Cuanta crueldad; duele más al pensar que ustedes se consideran los seres racionales de este mundo que cohabitan con nosotros.
No traten de reemplazarme, ni de sanar mis heridas; sé regenerarme solo, tengo la fuerza para ello. Conozco la adversidad y lo que son los ciclos. He cobijado seres de todos los tipos; mucho antes de que ustedes me descubrieran y me incendiaran. Tampoco tengan miedo, pero arrepiéntanse del daño que cometieron; yo sé como sobreponerme en el tiempo, porque conozco mi espacio. Lo conozco mucho mejor del que ustedes conocen el suyo.
Tengan miedo de ustedes mismos, porque sin mí, les espera un futuro muy incierto. Ustedes ya no me verán reverdecer plenamente, quizás los nietos de sus nietos. Quiero que eso les sirva de consuelo, ellos podrán cobijarse y alimentarse de las bondades que ofrezco. A cambio y por adelantado, les pido que enseñen a sus hijos, el respeto por la vida y la naturaleza.
¿Quieren que les repita dónde está mi fuerza?, a diferencia de ustedes, yo vivo en armonía con lo que me rodea, me alimento y retroalimento con los que forman parte de mi ecosistema, nosotros hemos convivido de esa forma en el tiempo, sin causarnos daño entre nosotros, a eso le llamo sostenibilidad. Para mí una vivencia, para ustedes una palabra hueca.
Empezaré a renacer lentamente y, un dia llegaré a mi máximo esplendor para ser refugio de millones de seres vivientes, seres que ustedes serán incapaces de ver y disfrutar; porque su codicia y egoísmo, no se los permiten; pero no se lamenten, ustedes han trazado ese camino sin retorno.
¿Se imaginan si un día yo desapareciera completamente?, ese sería el día más pesaroso y trágico para ustedes. No podrían beneficiarse de mis cualidades; no tendrían de donde nutrirse, tampoco encontrarían sosiego a su ahogo y sus pulmones explotarían, porque yo no sería capaz de brindarles el aire que respiran, menos el agua pura y cristalina que necesitan para saciar la sed que llevan dentro.
Tengan respeto por mi integridad, abran los ojos antes de que sea tarde. No me vean solamente como un montón de madera. Soy mucho más que eso, mucho más de lo que se imaginan. ¿Quieren saber mis utilidades y cualidades? es una tarea que les delego. Sé que muy pocos podrán dar las respuestas acertadas porque su visión es corta y borrosa. En cambio, su egoísmo y su síndrome de destrucción son inmensos.
Se creen dueños absolutos de todo, pero no son nada más que un punto en el espacio, son tan dependientes de todo aquello que destruyen, pero su egocentrismo se impone a su razonamiento.
Detengan de una puñetera vez esa masacre a mi integridad; tengan piedad de ustedes mismos. Les queda poco y, les aseguro que de vanidad no se vive. El día que terminen conmigo y, con todo lo que les alimenta, será demasiado tarde para su supervivencia. Les garantizo que no podrán nutrirse de todo el dinero mal habido que hayan amasado, mucho menos de los desiertos de cemento que han erigido.
Que triste será verles cómo perecen, mientras nosotros volvemos a reponernos lentamente en el espacio y en el tiempo. Nuestra tarea de alimentar a otros no termina con ustedes, los ciclos se cierran y el suyo está más cerca de lo que creen.
El autor es ingeniero ambiental
Columnas de RUBÉN CAMACHO GUZMÁN