Quillacollo celebra un tortuoso 114º aniversario
Quillacollo celebra hoy el 114 aniversario de su creación como provincia de Cochabamba con su capital, la ciudad y el municipio del mismo nombre, sumida en un triste laberinto de corrupción en el que se extraviaron sus mismos creadores: los políticos que hicieron del Gobierno Autónomo Municipal un botín electoral enriquecedor, al punto que sistematizaron su expoliación y el reparto de las ilícitas ganancias.
Y en ese marco, la ciudad y el municipio de Quillacollo celebrarán esa augusta fecha en medio de una especie de estupor y letargo del que no parece vislumbrarse el fin, siquiera a mediano plazo.
Sin embargo, como lo demuestra su historia y su pujante vida cotidiana, Quillacollo y sus habitantes tienen entre sus principales características una fuerte proyección hacia el porvenir. Por eso es una de las provincias bolivianas con más intensa, rica y diversa actividad productiva que va desde las más tradicionales, como la artesanía y la agricultura, hasta la más moderna industria, pasando por una pujante e innovadora artesanía.
Esa pujanza y espíritu emprendedor de los quillacolleños permitan esperar, por eso, que más temprano que tarde y especialmente en estos meses marcados por la dinámica electoralista, general primero, municipal después, en Quillacollo termine imponiéndose el espíritu que anima a sus laboriosos habitantes y que éste se plasme en la restauración de institucionalidad proba, libre de la codicia personal y partidaria, y la ejecución de un plan de desarrollo que le permita combinar armoniosamente la producción agropecuaria, el comercio, la industria y el turismo.
Y lo más importante: que todos los pasos que Quillacollo dé en esas direcciones estén inspirados en la urgente necesidad de recobrar la confianza de la colectividad en las autoridades electas y preservar su patrimonio natural.
Quillacollo, como todo nuestro departamento, está sufriendo con especial intensidad las consecuencias negativas del crecimiento urbano caótico y de esa errónea concepción del desarrollo que asocia ese concepto con la proliferación del cemento y la devastación de la naturaleza. Huir de esa tentación, que en la que lamentablemente es fácil caer, es por eso también uno de los principales desafíos de los quillacolleños.