Mujer segura
Estamos y somos inseguras porque día a día nos enfrentamos a posibles violaciones, feminicidios, violencia doméstica y callejera. Por eso no me llama la atención que dos de los 10 proyectos presentados en el Startup Weekend Women Cochabamba 2019 (SWW2019) hayan tenido que ver con la prevención de violencia hacia la mujer.
No me llama la atención por la fuerza de la costumbre. Una verdadera lástima. La costumbre me ha adormecido demasiado los sentidos. Todos los días hay noticias de casos de violencia contra mujeres y de tanta repetición ya no nos llama la atención. Lo mismo sucede con los millones de hectáreas devoradas por el fuego. Una hectárea más, 10, 100, 1.000, 10 mil, 100 mil o millones nos da lo mismo.
Pero no es igual para el voluntario que ha ido a sofocar las llamas. Para el que ha perdido la vida. Para los incontables animales muertos en medio de alaridos de dolor. Tampoco es lo mismo para la madre, hija, hermana, cuñada, tía, abuela, prima o ahijada que sufre o ha sufrido golpes, vejámenes o la muerte en manos de un asesino.
Hablamos de prevención, de educación, de castigo para frenar estos hechos y todavía no sabemos los resultados que obtendremos, tanto con las mujeres víctimas, como con los bosques ecoasesinados.
Sin embargo, es posible creer que algo se podría obtener si llegaran a aplicarse dos de las ideas que surgieron del SWW 2019. Una es “Ñañay”. Busca vincular a mujeres que viajan solas con guías turísticas locales que las lleven, por ejemplo, de visita al centro histórico, o a Toro Toro. La otra se llama “Yo Certifico”. Una aplicación que certifica al conductor de un taxi en cuanto al cobro de tarifa justa y comportamiento irreprochable. Así la siguiente pasajera que se embarque en ese taxi sabrá que es seguro.
Son ideas en germinación, porque para eso sirvió el SWW para aprender a aprender, para aprender a emprender o para aprender a no emprender. Indirectamente, sirvió para poner de manifiesto las situaciones que más interesan a los grupos sociales. La idea ganadora fue “Paso a Paso”, que genera talleres de conciencia ambiental para niños de primaria, donde se les enseñaría a reciclar la mal llamada basura.
Ojalá alguna llegue a concretarse. Ojalá que llegue el día en que no sintamos amenazas en las calles, dentro de un taxi o podamos viajar solas sin el temor de acabar muertas, asaltadas, detenidas por el mero hecho de ser mujeres o porque somos consideradas el sexo débil. Ojalá que el hacer uso de mi derecho a caminar el mundo sea algo normal, no una cosa de “valientes” o una acción “reivindicativa”.
La autora es máster en comunicación empresarial y periodista
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER