Porfa, sufi, deli, finde…
No tienen idea de cómo detesto que me hablen con palabras cortadas. Me revienta que me hablen de ir al cole, de encender la tele, de preguntarle al profe, de hacer algo el finde o si me prestas tu celu. Me arden los tímpanos cuando escucho a mi compañera de trabajo hablando por teléfono y pidiendo algo, porfa.
Lo entendería en jóvenes, que en su jerga informal siempre buscan distinguirse de los adultos y agarran ese lenguaje callejero, pero que hasta los medios de comunicación hayan entrado en esa onda es algo que ya me saca de las casillas. ¿Será que ya estoy viejo?
Sí, hasta los medios divulgan una publicidad de cerveza para pasar bien el finde, no resulta extraño que la población también considere estos términos como correctos. Bueno, Camilo José Cela defendía a ultranza las normas de redacción, que mantienen las reglas de un idioma, mientras que García Márquez opinaba que el idioma va evolucionando cada día.
De hecho, muchos de estos términos van apareciendo lentamente como aceptados por la Real Academia Española (RAE), como rindiéndose a la presión popular. Por mi parte, yo me opongo, me resisto y protesto enérgicamente.
Qué detestable es que venga la colega a pedirme porfa si le puedo invitar mi Coca. Le sirvo un vaso, me responde sufi. Se sirve, y comenta que está deli. Insoportable. Hace que se me suba la depre.
El autor es periodista de Los Tiempos
Columnas de LUIS FERNANDO AVENDAÑO