Las opciones
Está fijado para el día 20 del presente mes de octubre el acto destinado a la elección del próximo Presidente de la República. Son dos las opciones para la decisión pertinente. Una de ellas es la de voto a favor de un candidato que no es legítimo, pues después de haber desempeñado tal cargo durante dos períodos fue reelecto al margen de la legalidad para su tercera gestión. Luego convocó a un referéndum con propósito de introducir en la Constitución una enmienda que deje sin efecto la regla que sólo permite reelección por una sola vez de manera continua. Habiendo fracasado en ese intento, logró que el Tribunal Constitucional declare que esa norma no es aplicable. Ese fue un golpe de Estado que anuló la Constitución. Hubo encubrimiento de parte del Tribunal de Justicia, silencio del Fiscal General del Estado y del Procurador General, y sumisión del Órgano Electoral.
El apoyo a ese candidato surge de la creencia de que el bienestar económico que caracteriza a la época actual proviene de su acción y no de factores ajenos a su desempeño. Si quienes así piensan se mantienen en esa posición, contribuirán a la desintegración del régimen democrático.
Existe un sector que no considera presidenciable a ningún candidato. Hay otro que no sabe a quién dar su voto. Los integrantes de ambos sectores no actúan en beneficio del bien común. Deberá surgir la sensatez en la mente de todos ellos para el retorno a la legalidad constitucional.
La otra opción consiste en emisión de voto que lleve a la función de Gobierno al candidato que cumple y hará cumplir las reglas constitucionales vigentes desde 1826. Ellas son las normas esenciales que establecen para nuestro Estado un régimen democrático bajo la forma participativa y representativa, con tres Poderes independientes, alternabilidad ineludible en el ejercicio del Poder Ejecutivo, sin hegemonía de una sola visión política en el ámbito del Poder Legislativo. Son dos los candidatos sujetos a las indicadas normas básicas establecidas en la Constitución Política del Estado. Uno de ellos debe desistir. Cuando hay anhelo común se impone el lema que enseña que la Unión hace la Fuerza.
El autor es abogado
Columnas de JOSÉ LUIS BAPTISTA MORALES