Óscar Ortiz contra las cuerdas
“Chi se lo está comiendo como Pacman y eso no es cuento chino," dijo un ingenioso al comentar una encuesta en la cual el candidato coreano desplaza a Ortiz del tercer al cuarto lugar en seis departamentos.
No es chiste si se toman en cuenta otros impedimentos que el propio Ortiz ha puesto en su camino. Sabemos que no apunta a ganar la presidencia en esta elección. Pavimenta su candidatura a la gobernación de Santa Cruz el próximo año.
Desde ese trampolín podría saltar a la presidencia en cinco años. Su proyecto personal articula los intereses empresariales de Santa Cruz y los acopla con la legítima aspiración cruceña de retomar la presidencia y el liderazgo nacional.
Al inicio de su candidatura, Ortiz intentó aliarse con Carlos Mesa siempre y cuando Mesa declinara su candidatura a favor de Ortiz. Por la misma actitud fracasó su proyecto de alianza con Samuel Doria Medina, quien decidió retirarse y apoyar al que mejor podía derrotar a Evo.
En la mitad de su candidatura Ortiz perdió a su compañero de binomio, Edwin Rodríguez. La renuncia de Rodríguez fue un llamado de atención para que Ortiz apoye la candidatura de Carlos Mesa. Fue otra condena a la dispersión del voto generada por la candidatura de Ortiz.
La candidatura de Ortiz sufrió otro golpe cuando su partidario, el alcalde de Cochabamba, José María Leyes, fue acusado de un negocio ilegal de importación de mochilas chinas. En ese momento, Ortiz sostuvo que presumía la inocencia de Leyes hasta que se probara lo contrario.
Lo sostuvo hasta que dos asambleístas y dos concejales que integran su coalición declararon que su rival, Carlos Mesa, es el único postulante que puede vencer a Evo. En ese instante, un portavoz de Ortiz anunció que Leyes había sido separado de su partido.
“Si se comprueba la culpabilidad nosotros hemos dicho que sería inmediatamente expulsado de Demócratas”, dijo Ortiz. ¿Dónde quedó la suposición de que Leyes era inocente mientras no se probara lo contrario? Hasta el momento no hay tal comprobación.
Ortiz declaró que si hay una segunda vuelta no votará ni por Evo ni por Mesa para que “no reemplacemos una corrupción por otra.” Ortiz equipara los 13 años de grandes negociados bajo Evo, con un acto supuestamente corrupto de Carlos Mesa.
Acusa a Mesa de haber aceptado una suma de dinero para ser candidato vicepresidencial de Gonzalo Sánchez de Lozada. Si fue así no es un delito. Mesa dejó su empresa para meterse en política. Quiso protegerla con ese trato. Si se ve feo o bonito es otra cosa.
La acusación de Ortiz cae muy bien a los que odian a Mesa porque creen que traicionó a Goni. Si Mesa hubiera renunciado por discrepar con la línea dura de Goni sus detractores no dirían que tuvo la valentía de dejar el gobierno por sus principios. Dirían que abandonó a Goni por cobarde.
Ortiz se monta en este cansado caballo de batalla de Evo para lacerar la imagen de Mesa. Calcula que esta ecuación falsa está por encima del objetivo principal, que es recomponer la democracia derrotando a Evo. Al hacerlo deja una clara impresión de que apoya a Evo.
Todos estamos hastiados de los cálculos y los insultos de la política tradicional. Nada de eso convence a los indecisos. La injuria refuerza la impresión de que Ortiz ataca a Mesa para favorecer a Evo. Los incendios de la Chiquitanía no reducen esa impresión.
Corre la opinión de que esos incendios fueron provocados por una alianza entre Evo y los agroindustriales cruceños que buscan ampliar la frontera agrícola. Se presume que Ortiz es el candidato de esos empresarios. La gigantesca concurrencia al cabildo de Santa Cruz no acogió a Ortiz con los brazos abiertos debido al dolor que los incendios provocaron en la gente.
Finalmente está el tema del voto útil en su versión cruceña. Se dice que los cruceños tienen que votar por Ortiz, pese a todo, para que Santa Cruz obtenga al menos una bancada en Diputados y Senadores, que avance sus intereses desde la Asamblea Plurinacional.
Las encuestas muestran que Mesa está por encima de Ortiz, incluso en Santa Cruz. Si eso se mantiene hasta el día de la elección, Mesa dará a Santa Cruz más curules que Ortiz. Y si Mesa es presidente con los votos cruceños, Santa Cruz tendrá en Gustavo Pedraza un vicepresidente que será automáticamente presidente de la Asamblea Plurinacional.
Pedraza representa lo que debe ser el futuro de la política: seriedad y capacidad de gestión. Se lo puede comprobar en la excelente entrevista que le hizo El Deber el fin de semana pasado.
El autor practica el análisis de ideas
Columnas de WALTER GUEVARA ANAYA