¿El futuro de la ciudad será el modelo Cancha?
Ir de compras hace tres meses a La Cancha implicaba caminar en medio de miles de puestos, bultos y mercadería de toda clase en el piso, además de esquivar a compradores apresurados y su carga para no llevarse golpes y empujones. También tratar de abrirse campo en medio de la “trancadera”.
Ahora, esos obstáculos se han multiplicado. La Pampa, el mercado más grande de los cinco que hay en La Cancha, sufre una transformación: las pequeñas casetas metálicas han sido reemplazadas por estructuras de dos pisos, que, si bien le dan un aspecto distinto, no son más que la conquista de un gremio. No están pensadas en dotar a Cochabamba de un verdadero mercado central.
Además, son quizás la muestra más grave de la privatización del espacio público en la ciudad. Esta práctica, además, ha empezado a reproducirse en otros sectores en los barrios, plazas y avenidas. Basta con caminar por el centro histórico para comprobar que la plaza está acechada por ambulantes de jugos, pipocas y hasta dibujantes que se camuflan entre los visitantes para ocupar las esquinas y bancos, confiados en que tarde o temprano tendrán su puesto. Tal vez lo consigan en la siguiente elección de Alcalde.
Por las noches, la situación empeora. El Correo se vuelve una extensión de La Cancha, la Aroma, igual. Y ni qué decir de avenidas como la Ramón Rivero, donde los carritos de comida rápida han tomado los pasos peatonales. ¿Tienen patente?, en realidad no importa, porque nadie ejerce ningún control; no la necesitan.
No es exagerado decir que hay más vendedores que compradores. La última vez que se censó a los gremiales, en 2013, habían aumentado un 80 por ciento en vías públicas y mercados. Se estima que hay 120 mil gremiales, más de 20 mil son ambulantes.
Si esta tendencia se mantiene y el comercio sigue creciendo sin ninguna planificación es posible que el modelo de La Cancha se imponga donde menos uno se imagine.
La autora es Editora Metropolitana de Los Tiempos.
Columnas de KATIUSKA VÁSQUEZ