Los primeros estertores de un régimen moribundo
Un cambio de régimen no sucede todos los días. Su desaparición puede ser lenta. Puede tener una agonía de meses o años. Sus violentas agitaciones terminales pueden causar mucho daño. Cuando aparecen los primeros estertores todos saben que el fin está próximo.
El régimen de la Revolución Nacional duró desde la asonada de abril de 1952 hasta el golpe militar de noviembre de 1964, provocado cuando el Presidente Víctor Paz Estenssoro prorrogó su mandato forzando la constitución. Lo derrocó su Vicepresidente el General René Barrientos.
Con este golpe empezó el largo régimen dictatorial de las Fuerzas Armadas. Los militares ocuparon el gobierno de manera continua hasta fines de 1977. El primer resquebrajamiento del régimen militar se dio a fines de ese año cuando una huelga de cuatro mujeres mineras se expandió por todo el país como un reguero de pólvora.
En ese momento el General Hugo Banzer ocupaba la Presidencia. Lo hacía desde hacía seis años, cuando dio un golpe contra otro militar en 1971. Para despistar a la creciente oposición civil, el General Banzer optó por designar un organismo electoral dócil y manejable. Le ordenó que convocara a elecciones presidenciales y parlamentarias para mediados de 1978 bajo unas reglas del juego totalmente favorables a su candidato oficial General Juan Pereda Asbún.
El organismo electoral lo proclamó ganador. La furia de la población se volvió incontenible. Ante un atónito organismo electoral el General Pereda denunció el fraude que lo había elegido. Una vocal corrió al Palacio de Gobierno para preguntar qué diablos pasaba. El General Banzer dispuso que se anularan las elecciones. Pocos meses después su propio candidato General Pereda le dio un golpe y se proclamó Presidente de la República.
Desde estas ridículas muestras de trastorno interno hasta el primer estertor de muerte del régimen militar transcurrieron casi dos años de farsas y tragedias. La agitación terminal del régimen se manifestó con dos terriblemente sangrientos golpes militares que nunca tuvieron la menor perspectiva de éxito.
Hoy se cumplen 40 años del primero de estos golpes, conocido como el Golpe de Todos Santos. Recordemos cómo sucedieron las cosas y qué lecciones nos dan para el presente.
Después de haber desalojado al General Pereda con otro golpe en noviembre de 1978, el nuevo Presidente General David Padilla Arancibia convocó a elecciones libres para mediados de 1979. Se abstuvo de proponer un candidato oficial.
Los dos principales candidatos civiles empataron en la votación popular. El empate continuó después de 7 votaciones en el Congreso Nacional. Finalmente los partidos empatados se pusieron de acuerdo para elegir al Presidente del Congreso Walter Guevara Arze como Presidente Interino con el mandato de llevar a cabo nuevas elecciones en un año.
El Presidente Guevara consiguió el mayor éxito de Bolivia ante Chile sobre el acceso al mar. Organizó una Asamblea General de la Organización de Estados Americanos que tuvo lugar en La Paz a fines de octubre de 1979.
Esta Asamblea aprobó por unanimidad, exceptuando el voto del delegado chileno, una resolución que afirmaba que “es de interés hemisférico permanente encontrar una solución equitativa por la cual Bolivia obtenga acceso soberano y útil al Océano Pacífico.”
Los principales políticos de los dos partidos empatados se alarmaron con este triunfo de Guevara. Temieron que se podía quedar por más de un año. A menos de 3 meses de haberlo elegido, conspiraron con el General Alberto Natusch Busch para derrocarlo. No se les pasó por la mente que le daban respiración artificial a un régimen militar que ya estaba acabado.
Para vergüenza de las Fuerzas Armadas las tanquetas salieron a la calle al amanecer del primero de noviembre de 1979, justamente cuando los delegados de la OEA todavía estaban alojados en sus hoteles.
El Presidente Guevara pasó a la clandestinidad con todo su gabinete. La gente lo apoyó sin reservas. El pueblo paceño resistió a las tanquetas en las calles. Mujeres las atacaban a carterazos y zapatazos. Jóvenes se echaban en su camino. Helicópteros ametrallaron barrios populares. Después de causar un baño de sangre de 15 días el golpista tuvo que dejar el poder.
Un periodista llamado Carlos Mesa registró todos los detalles de este golpe en un videoreportaje titulado “La noche del día de los muertos.” Ahí se puede apreciar la heroica resistencia del pueblo, ver al Presidente Guevara a salto de mata con su gabinete en pleno y comprobar el oportunismo de los jefes políticos. Vale la pena ver este reportaje en YouTube.
Una vez derrotado el golpe, los políticos reunidos en el Congreso optaron por derrocar al Presidente Guevara de todas maneras. Esta vez lo hicieron mediante una resolución contraria a la constitución. Designaron como Presidenta Interina a Lydia Gueiler Tejada, que era la Presidenta de la Cámara de Diputados. Para justificar esta pachotada criminal uno de los dos principales jefes políticos dijo “al menos logramos fregar a Guevara.”
El segundo y último síntoma terminal del régimen militar se dio cuando el General Luis García Meza Tejada derrocó a su prima, la Presidenta Lydia Gueiler Tejada, el 17 de julio de 1980, con aún mayor derramamiento de sangre. Los atroces detalles de este golpe se pueden encontrar en YouTube en el videoreportaje de Carlos Mesa titulado “1980 El Golpe de García Mesa.”
Poco después sobrevinieron los estertores finales. Otros militares derrocaron a García Mesa. Fueron golpeados a su vez. Se dieron cuenta que su régimen ya no daba más, que andar con uniforme en las calles se había vuelto complicado.
El 10 de octubre de 1982 el General Guido Vildoso Calderón entregó el poder al Congreso que había sido elegido y golpeado dos años antes. Al derrotar dos golpes sangrientos y desplazar al régimen militar, comprobamos una vez más que somos tumba de tiranos y cuna de la libertad.
El autor practica análisis de ideas
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