Dos acciones fraudulentas
Ante la resolución emitida por el Tribunal Constitucional en sentido de ser viable el propósito del Presidente de la República de ser reelecto para un cuarto período de gobierno pese a la norma de alternabilidad en el mando y al rechazo del pueblo a esa pretensión, sectores fieles al sistema democrático solicitaron a la OEA un pronunciamiento al respecto en el marco de su misión de consolidar la democracia representativa.
En atención al fracaso de la indicada gestión, y cuando el Órgano Electoral convocó a elecciones con destino al nuevo período de Gobierno, las distintas agrupaciones políticas tuvieron que decidirse a participar en los comicios con ánimo de hacer prevalecer el principio de legalidad.
Durante el período previo a la fase de inscripciones a ese efecto, muchos ciudadanos y entre ellos algunos emocionalmente adictos a la posición política de los gobernantes, creyeron de buena fe que éstos, después de un acto de madura reflexión, no se animarían a quebrantar la institucionalidad.
Esas esperanzas fueron frustradas, pues contra normas jurídicas y morales, los gobernantes se inscribieron ante el Órgano Electoral como postulantes a su reelección. Ese fue un acto de fraudulencia cometido por ellos. Al término de los comicios, el Órgano Electoral declaró ganadores de las elecciones a los candidatos que por mandato de la Constitución estaban impedidos de ser reelectos. La impresión general fue clara en sentido de que tal decisión era producto de un fraude.
En atención a ese sentimiento, la OEA, a solicitud de los gobernantes, contrató a un grupo de técnicos para decidir mediante ejercicio de auditoría si la resolución emitida por el Tribunal Electoral que declaró ganadores del acto electoral a los candidatos del Movimiento al Socialismo, era correcta u originada en acciones fraudulentas. La OEA no tenía necesidad de recurrir a expertos contratados para decidir si esa decisión era correcta u originada en acciones fraudulentas. Debía haber actuado antes del acto electoral. por la vía diplomática.
Los encargados de la auditoría han solicitado pruebas a miembros de la colectividad democrática. Esas pruebas fueron presentadas y son abundantes. Fue el segundo fraude cometido por lo gobernantes, aunque en esta segunda ocasión por interpósita persona.
El autor es abogado
Columnas de JOSÉ LUIS BAPTISTA MORALES