La revolución de los jóvenes
Lo primero que nos corresponde es medir las cosas con objetividad. En este instante la Constitución no rige en el país, no existe institucionalidad en pie debido al desmedido abuso de poder del Gobierno, Constitución que por lo demás es ilegítima en su origen conforme demostraremos oportunamente.
Sería tarea de necios o de gente con intereses subalternos aferrarnos a formulismos legalistas para rescatar la democracia. Ese “legalismo” es el que ahora arguye Evo Morales para justificar su dictadura.
En un artículo anterior publicado en “Los Tiempos” el 26 de octubre pasado, consideré fundadamente la anulación de las elecciones rechazando la segunda vuelta; es más, propuse la conformación de un gobierno cívico provisorio emergente de cabildos departamentales, respaldado en alguna normativa constitucional útilmente rescatable para recuperar el Estado de Derecho.
Del hecho nace el Derecho. En circunstancias álgidas el régimen legal constitucional nace de la voluntad fáctica del pueblo Así se dio en todas las grandes Revoluciones mundiales como en nuestra Revolución Libertaria, primero fue la lucha guerrillera y luego nacieron el Acta de Fundación de la República, la Asamblea Constituyente, la Constitución de 1826 y demás leyes.
Hoy se da un cuadro de hecho a otro nivel, el pueblo lucha en las calles para rescatar la democracia, por eso las soluciones deben ser políticas y no solo jurídicas; procedimientos y plazos leguleyescos no caben para rescatarla, pues mientras se dilatan los cálculos políticos de sucesiones presidenciales convenencieras la sociedad queda a la deriva de los desmanes de violencia delictiva por lo que modifico los plazos que formule anteriormente.
Un próximo gobierno transitorio, debería estar compuesto por los presidentes o representantes de los comités cívicos departamentales designados mediante el previo asentimiento y resolución de cabildos departamentales en ejercicio de lo previsto por el art. 7 de la Constitución (La soberanía reside en el pueblo y se ejerce de forma directa y delegada) y del art. 11 constitucional, num. II (Forma democrática participativa), num. II-1 del mismo art. (Democracia participativa a través del cabildo), gobierno provisional que debería regir hasta la posesión de los nuevos mandatarios emergentes de nuevas elecciones.
Proponemos este tipo de gobierno provisorio porque los verdaderos artífices del rescate del Estado de Derecho han sido las organizaciones cívicas y los jóvenes, no los políticos de quienes la sociedad desconfía. Son los jóvenes los autores intelectuales y los combatientes en las calles los que están luchando por devolvernos la libertad y la democracia.
Dicho gobierno tendría facultades limitadas debiendo designar a su gabinete de ministros. Proceder a un inmediato cambio de los miembros de los Órganos Judicial y Electoral, Ministerio Público y de la administración pública. El Poder Legislativo ingresaría en un receso temporal por el tiempo que cumpla sus funciones el gobierno provisional debiendo en su reemplazo funcionar los cabildos para controlar los actos de gobierno. Las Fuerzas Armadas y la Policía deberían cumplir estrictamente las órdenes que emanen del gobierno provisorio.
Regiría la actual Constitución en todo aquello que facilite el retorno al Estado de Derecho buscando la unidad del pueblo, debiendo el gobierno cívico nacional provisional, a través del nuevo Órgano Electoral Nacional, convocar a elecciones generales preservando el art. 168 de la Constitución por lo que Evo Morales y Álvaro García están impedidos de postularse, evento a efectuarse tentativamente entre el 15 de diciembre próximo al 5 de enero de 2020, a cuyo efecto deberán ser adecuadas las Leyes Electoral y de Organizaciones Políticas.
En líneas generales el nuevo Tribunal Electoral Nacional deberá estar compuesto por personas idóneas elegidas en cabildos departamentales (Uno por Departamento).
Ejecutoriados los resultados electorales se procederá inmediatamente al juramento de los nuevos mandatarios del Estado.
Confío en los jóvenes porque ellos han puesto el pecho a las balas.
El autor es jurista.
Columnas de GONZALO PEÑARANDA TAIDA