Tarea titánica
"No va a ser muy fácil", admitió la presidenta Jeanine Áñez a tiempo de asumir interinamente la primera magistratura del país.
Y es que la tarea que espera a la nueva gobernante no es fácil y tiene muy poco tiempo para ejecutarla. Es cierto que, en sujeción a la normativa, ella asumió la primera magistratura del Estado solo para convocar a elecciones, pero no debe descuidar tareas administrativas y, más importante aún, la política económica.
Los exportadores han sido los primeros en hacerlo notar y pronto escucharemos advertencias similares: la deuda externa ha crecido notoriamente en los casi 14 años del gobierno de Evo Morales y eso significa que, si no se asumen medidas económicas urgentes, se corre el riesgo no solo de un deterioro de la economía, sino hasta de una hiperinflación. En ese sentido, la propuesta del Instituto Boliviano de Comercio Exterior es interesante: bajar los impuestos y ampliar la base productiva.
La economía es un tema que no puede esperar a que se posesione la nueva presidenta o el nuevo presidente que surjan de las próximas elecciones. En este punto, es preciso asumir acciones inmediatas.
Y en lo inmediato está, también, enfrentar a la ola de protestas que comenzaron incluso días antes, protagonizadas por las organizaciones y grupos que todavía respaldan al expresidente Evo Morales. Su exigencia es el retorno de Morales y, por sus argumentaciones, les interesa poco los argumentos constitucionales porque lo que ellos pretenden es que el expresidente termine su gestión.
A ello hay que agregar advertencias como la que fue lanzada por las seis federaciones de los productores de hoja de coca del Chapare, que son aquellas que Morales siguió liderando aun siendo Presidente y que ahora quedan en manos del que fue considerado su sucesor, Andrónico Rodríguez. En estos grupos hay que sumar a la confederación de campesinos oficialista y a su par de mujeres, Bartolina Sisa.
En medio de este panorama –que no pretende opacar los festejos por la asunción de la nueva gobernante–, hay que tomar en cuenta que es urgente la tarea de la reconstrucción nacional.
Por la polarización que vimos durante este conflicto, es innegable que existe una división artificial entre los habitantes de las ciudades y los que dicen ser del área dispersa. Ponemos “dicen” porque los datos del último censo demuestran que, contrariamente a lo que se vio en las fraudulentas elecciones, la mayoría de los bolivianos viven en las capitales de departamento.
Este conflicto fue una síntesis de nuestra nacionalidad. El horizonte en perspectiva tendría que incluir puentes que superen las barreras erigidas por intereses partidarios y por el odio.