Bolivia, ante el riesgo de división
El MAS posiciona el discurso del “golpe de Estado” en el exterior. Se trata de una estrategia peligrosa para el país, pero eso no va a detener al partido cuyo líder anunció que, pese a ser presidente en ese momento, iba a violar la ley con la confianza de que los abogados arreglarían sus entuertos.
El MAS hará todo lo necesario para volver al poder, aunque eso le tome más tiempo del que esperan los integrantes de las turbas violentas que aterrorizan el país. Vandálicas, ellos creen que se impondrá la estrategia de que un Parlamento mayoritariamente masista se reunirá para rechazar la renuncia de todas las autoridades de su partido, comenzando por la de Evo Morales. Si lo logran, lo siguiente será pedir el retorno del asilado en México con el argumento de que, aplicando la Constitución, él sigue siendo Presidente. Si lo consiguen, habrán recuperado el poder. Marquemos a este como el “plan A”.
¿Qué pasa si no lo logran? Para eso sirve el discurso del “golpe de Estado”. Si Evo no consigue volver y, de paso, las protestas provocan más muertos, insistirán en que dejó el país para salvar su vida y también en que hubo una toma ilegal e ilegítima del poder por todas las fuerzas opositoras. Es sería el “plan B”.
No importa cuál de los planes apliquen, el resultado será el mismo: Bolivia dividida. Si se ejecuta el “plan A”, Evo retomará el poder, pero tendrá una oposición poderosa y capaz de enfrentarse a él en las urnas y en las calles. Como el MAS está acostumbrado a pasar sobre todo, no le importará gobernar así porque encontrará la forma de reelegirse o prorrogarse en el poder.
¿Y con el “plan B”? El país también se divide porque tendremos a un oficialismo respaldado por el movimiento cívico, frente a un MAS que ejecutará una oposición violenta, como ya lo está haciendo, y como supo hacerlo eficientemente antes de llegar al poder. Por ser culpable de fraude, podrá ser alejado de las elecciones, y hasta perder su personería jurídica, pero logrará reagruparse para volver con otra sigla e incluso otros colores. Tiene la cohesión suficiente para reorganizarse. Así, en un plazo más bien breve, volvería a presentarse, en las subsiguientes elecciones, con un Evo Morales fortalecido porque durante su retiro forzado habrá alimentado su figura.
Como se puede ver, toda esa élite masista que ha montado el aparato de poder que intentó prorrogarse mediante el fraude no tiene nada que perder sino todo lo contrario. Por eso han soltado a grupos violentos sobre las ciudades,
Existe el riesgo de que la división se profundice en Bolivia. De poco está sirviendo la unidad alcanzada durante la movilización que hizo renunciar a Morales porque, como estaba previsto, el MAS no se irá así nomás.