El fraude contraataca
La lucha pacífica del pueblo boliviano en rechazo al fraude se inició tras el golpe de Evo Morales contra la Constitución Política del Estado y el desconocimiento del voto popular del 21F, con la sentencia (in)constitucional 084/2017 que lo habilitó ilegalmente a la re-re-re-postulación. Este golpe tuvo su continuidad en las atípicas elecciones primarias y en las elecciones generales en las cuales el Movimiento al Socialismo (MAS) protagonizó el fraude electoral más vergonzoso de la historia de Bolivia.
El pueblo boliviano, con la misma serenidad con la que había iniciado la resistencia al fraude, agudizó sus medidas de protesta, paralizando el país con inofensivas “pititas” como burlonamente manifestó el cabecilla del fraude, quien después de haber fracasado una y otra vez en su intento de arrastrar al pueblo a una espiral de violencia, haciendo cercos para matar de hambre e intentos de tomar por la fuerza las ciudades con saldo de muertos y heridos, fue obligado a renunciar, no porque se lo hubiera pedido el general Kalimán, sino porque el pueblo con su resistencia pacífica y con la auditoría que realizó el equipo técnico de la OEA, desnudó el golpe fraudulento.
Renunciado el expresidente, lejos de reconocer su derrota, desde México decidió contraatacar en la única forma que sabe hacerlo, llamando a la confrontación victimizándose con dos flagrantes mentiras: haber sufrido un golpe de Estado y que la razón de dicho golpe sería su extracción indígena, acusando al pueblo de Bolivia de ser golpista y racista, sin mencionar para nada el descomunal fraude con el que pretendió imponer su re-re-re-elección.
Su contraataque fue violento, movilizó milicias cocaleras y otros grupos, usando para ello ingentes cantidades de dinero y la participación directa de gente de las FARC y otros activistas extranjeros principalmente venezolanos, cubanos y argentinos; dicho contraataque fracasó por la acción de las fuerzas del orden mediante acciones disuasivas, sin haber disparado ni una bala de arma de combate, según el parte oficial.
Sin embargo, las fuerzas del fraude dentro de una estrategia, que en el pasado utilizaron exitosamente con la muerte de un viceministro, generaron muerte entre sus filas para acusar a las FFAA de haber asesinado a cocaleros y tener el pretexto para su movilización y sostener su causa injusta de imponer su fraude.
En este cuadro de situación, urge a las fuerzas democráticas consolidar la restitución plena de la democracia, para ello es preciso que, reafirmando el carácter pacífico de la lucha ciudadana, se profundice el proceso democrático con la renuncia de los jerarcas del partido fraudulento que todavía quedan en el aparato de Estado, tales como parlamentarios, gobernadores, alcaldes y otros masistas, ya que desde esos cargos están saboteando al gobierno de transición y obstaculizando la consolidación del proceso democrático.
La democracia no puede ser prisionera de grupos ligados al narcotráfico ni de personajes que han hecho de la mentira y la violencia su método de dominación; los fraudulentos y su causa injusta no tienen razón por eso usan la violencia. En cambio, el pueblo tiene una causa justa que es la restitución del proceso democrático hasta su culminación, con la realización de elecciones limpias, causa que será lograda porque el pueblo boliviano tiene una profunda convicción democrática como se demostró en 1982, año en que se derrotó, al igual que ahora con la resistencia pacífica, a las dictaduras militares, instaurando la democracia contemporánea que hoy defiende.
El autor es abogado
Columnas de FREDDY CAMACHO CALIZAYA