Guerra y mentiras
Fue Esquilo quien, casi medio millar de años antes de Cristo, acuñó la frase “la verdad es la primera víctima de la guerra”. Tan evidente resultó que pervivió en el tiempo y fue repetida, ya en el siglo XX, por el senador estadounidense Hiram Johnson quien; sin embargo, no citó su fuente. Los periodistas de entonces, que aparentemente tenían el mismo desinterés en la historia que los actuales, no revisaron antecedentes y escribieron que la frase era del senador. Irónicamente, y sin quererlo, también mintieron.
Y la ironía, también, es que eso de la mentira es una gran verdad. Cuando estalla un conflicto bélico, las mentiras se convierten en un arma. Repetidas varias veces, adquieren la apariencia de verdad y pueden modificar conductas.
Y, si de mentiras hablamos, entonces encontraremos miles, quizás millones de ellas, que son difundidas a diario, particularmente por las redes sociales, en el marco del conflicto social en el que está envuelto el país.
Entre las mentiras más difundidas están los videos y audios falsos, o de hechos anteriores adaptados a la coyuntura, que son “soltados” en las redes sociales con la esperanza de que los incautos las reproduzcan, y nunca fallan porque, reenvíos mediante, avanzan como el fuego en un reguero de pólvora.
Estas mentiras “pequeñas”, capaces de causar daños grandes, no son nada frente a las que se montan con aparatos mediáticos como ocurre generalmente con los medios estatales de prácticamente todos los países.
Pero en la coyuntura por la que atravesamos ahora, vemos que las mentiras, o el aparato mentiroso, pueden emplearse incluso cuando se ha perdido el control de los medios estatales.
Se está repitiendo, por ejemplo, la afirmación de que en Bolivia hubo un golpe de Estado y, con la ayuda de varios periodistas del exterior, se intenta que la afirmación se fije en la mente de las personas como un hecho irrebatible. Como la población boliviana es testigo, lo que está ocurriendo en el país es una transición que se realiza dificultosamente porque grupos afines al MAS han desatado violencia en varios puntos del territorio nacional. Sin embargo, el MAS repite el argumento del golpe porque forma parte de una estrategia que incluye llamar “autoproclamada” a la presidenta y “dictadura” a su gobierno.
Lo que se hace, entonces, es repetir mil y más veces una mentira medular, y todas las que forman parte de ella, para que, aplicando la lógica nazi, mucha gente termine creyendo que es verdad y admita el retorno de Evo Morales, con todo y el monumental fraude que su partido cometió dañando, así, la democracia boliviana.