Una lectura olvidada sobre la democracia
En la segunda década del siglo XX, el periodista y político Carlos Romero Cavero (Cinti-Bolivia 1888 - Montevideo-Uruguay 1937) publicó el ensayo intitulado Las taras de nuestra democracia (1919). El prólogo estuvo a cargo del connotado intelectual Daniel Sánchez Bustamante, en el cual afirmaba: “La obra significa el descubrimiento de un escritor y la revelación de una obra importante (…). Este libro sale de lo vulgar, sugiere muchas ideas y no pocas aplicaciones en la política y por el momento no es sino un bello esbozo que en lo sucesivo ampliará seguramente el autor, concurriendo con brillo y éxito al estudio de los problemas nacionales”. También el escritor Enrique Finot se refirió al texto de Romero: “Las taras de nuestra democracia refleja el robusto talento, la sólida cultura y el espíritu combativo que animaban al notable periodista y hombre de acción”. A pesar de los buenos augurios de Daniel Sánchez Bustamante y Enrique Finot no tuvo la recepción académica esperada.
Al respecto se tienen dos hipótesis de la modesta recepción académica de la obra de Romero. Por un lado, Enrique Finot fue embajador en el gobierno de Hernando Siles. Por deducción se puede indicar que Finot conoció de cerca al autor de Las taras de nuestra democracia. En tal sentido, afirma que Carlos Romero no tuvo resonancia porque fue el propio autor que recogió los ejemplares de las librerías arguyendo que contenían varios errores de imprenta. Romero prometió una segunda edición revisada que no llegó a concretizarse hasta el día de su muerte. Por otro lado, una opinión contraria a Finot es del escritor Rosendo Villalobos, quien llegó a manifestar que Carlos Romero sufrió una drástica “conspiración del silencio” por parte del gobierno liberal. Sobre este punto se puede aclarar que cuando salió a la luz el ensayo Las taras de nuestra democracia estaba en la presidencia José Gutiérrez Guerra y Carlos Romero era diputado nacional y ocho años más tarde fue ministro de Fomento. Por consiguiente se puede deducir que Romero no se preocupó por difundir su propia obra. La versión de la “conspiración del silencio” por parte de los gobiernos liberales y protonacionalista es dudosa.
El ensayo de Romero se inicia con un breve estudio sobre el medio geográfico y las tribus de la región baja y alta (mojos, guarayos, chiquitanos, chiriguanos, aimara y quechua). En este campo, la obra de Romero es un estudio precursor de su época. Tempranamente el autor esbozó una lectura de la psicología social (mentalidades colectivas), dando paso a su análisis sobre las distintas etapas de la historia boliviana desde la conquista, el coloniaje español, la emancipación y sus vertientes: caudillistas y caciquistas.
Para Carlos Romero, muchos aspectos político-institucionales fueron herencias provenientes desde la colonia española. La república –dice Romero– organizó la esfera de lo público de manera imitativa con ribetes modernistas. En tal sentido, la democracia sería un sistema de gobierno poco recomendable para países incipientes, pobres y sin cultura, porque coloca a los individuos en una posición aislada, indefensa frente a los poderes públicos con inclinaciones caudillistas y caciquistas. Según Romero, estos dos fenómenos políticos son idénticos en su esencia: el abuso del poder.
La tradición autoritaria es un tema que merece un amplio estudio y el ensayo Las taras de nuestra democracia puede ser considerado como un libro precursor sobre esta temática.
El autor es abogado
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